Los intentos de suicidio en menores se multiplican por 26 en una década

El perfil común es el de una chica de 13 a 17 años, de familia migrante y víctima de abusos, y solo el 44% de los jóvenes recibe ayuda psicológica

N. Salinas / A. Rubiera

Nuevas y tremendas cifras sobre la frágil salud mental de muchos niños y adolescentes españoles. La Fundación Anar presentó ayer un estudio sociológico, "Estudio sobre conducta suicida y salud mental en la infancia y la adolescencia en España" (2012-2022), que recoge la conducta suicida en los menores atendidos a través del teléfono y el chat Anar a lo largo de una década. Y solo pueden constatar que las cifras se disparan: los intentos se han multiplicado por 25,9. Un informe de terrible lectura, jalonado de dolorosos titulares: como que en 2021 se atendió a 748 menores que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida o que el perfil más común es el de una chica de entre 13 y 17 años, de familia migrante, con antecedentes de fuga, que se autolesiona y ha sido víctima de abuso sexual. Vergonzoso también que, de 2019 a 2022, solo el 44% de los niños o adolescentes haya recibido tratamiento psicológico por las largas listas de espera en la sanidad pública. Demoras que se suplen con sobremedicación, denunciaron los expertos.

Para la elaboración del estudio se han analizado 589.255 llamadas y mensajes de chats: en estos años se ha salvado a 9.637 niños y adolescentes, de los que 3.097 llamaron habiendo iniciado ya el intento de suicidio cuando hablaron con los especialistas.

Con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020, en España se produjeron 314 suicidios de menores. En rueda de prensa, los responsables de Anar explicaron que, aunque durante la realización de este informe, el INE no había publicado aún las estadísticas de 2021, atendió, solo ese año, a 748 menores que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida.

"Lo relacionamos con la pandemia y con más cosas", dicen desde la asociación Abrazos Verdes

El director de Programas de la Fundación Anar, Benjamín Ballesteros, llamó la atención sobre un hecho: las estadísticas serían "aún más escalofriantes" si la entidad no hubiese salvado a esos casi 750 niños y adolescentes y a los 1.961 más que atendieron cuando ya estaban planificando su suicidio. "Que nos llamen, porque todo, absolutamente todo, tiene solución salvo la muerte", rogó el experto.

El estudio refleja lo que los psiquiatras, psicólogos, pediatras... vienen denunciando desde que estalló la pandemia: el brutal impacto que la crisis sanitaria ha tenido en los menores. El 63,8% de esos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años. Con datos expuestos en la presentación, el número de casos ha experimentado un acentuado crecimiento de 2012 a 2022 (1.921,3%) –"cifra difícil de digerir", admitió Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda Anar–, destacando el alza en el periodo poscovid, entre 2020 y 2022 (128%). La crisis sanitaria ha supuesto una ampliación de los riesgos psicosociales: más aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, pobreza…

La violencia contra esos menores (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo 2019-2022 que ha pasado del 17,9% en 2019 al 34,5% en 2022. Tener una discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo.

El estudio revela cinco perfiles. El principal (71,3% de los casos): es el de mujer adolescente, de entre 13 y 17 años, de familia migrante, que cuando se puso en contacto con Anar ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones "como regulación emocional" tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual.

Desde la Asociación Abrazos Verdes de Asturias sostienen que el estudio presentado ayer refleja lo que detectan las asociaciones en su día a día. Que los menores están más en riesgo de sucumbir a conductas suicidas de lo que lo estaban hace unos años.

"Lo relacionamos con la pandemia y con muchas más cosas. Porque un suicidio o un intento de lesión no tiene casi nunca una explicación simplista sino que es multicausal", indicó Alba López, de Abrazos Verdes. Lo que no quita para que el coro de voces que avisa de lo que está pasando necesite que las Administraciones, incluidas las regionales como la asturiana, "actúen ya", con programas que lleguen a las escuelas y que el Principado quiere tener listo este mes.

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