Julio Ceballos: "Vamos a un mundo achinado y debemos prepararnos"

"En China la gente se esfuerza porque no hay renta vital básica, piensan que genera pereza", asegura el consultor y escritor

Julio Ceballos, a la izquierda, y Esteban García-Canal, ayer, en el Club Prensa Asturiana. | Irma  Collín

Julio Ceballos, a la izquierda, y Esteban García-Canal, ayer, en el Club Prensa Asturiana. | Irma Collín / María José Iglesias

María José Iglesias

María José Iglesias

"En China el poder político manda sobre la economía, es un país comunista en el que las empresas sirven a los planes del Estado; hoy son el primer país comunista del mundo y también han introducido con éxito recetas del capitalismo. Son capaces de aplicar lo que funciona". Son palabras de Julio Ceballos, (Reinosa, 1979), consultor de empresas asentado en China desde hace 17 años, experto en internacionalización, estrategia de mercado y negociación, pronunciadas ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Ceballos ha plasmado su experiencia en el gigante amarillo en "Observar el arroz crecer. Como habitar un mundo liderado por China" (Ariel), un libro que en apenas un mes va por la tercera edición y es la obra de no ficción más vendida actualmente en España.

Julio Ceballos mantuvo un diálogo con Esteban García-Canal, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Oviedo y director del IUDE, la escuela de negocios de la institución académica. García-Canal puso de relieve el profundo conocimiento de China y sus peculiaridades que Ceballos plasma en el libro, estructurado en cápsulas independientes que pueden leerse de forma separada.

El abogado y economista cántabro destacó el alto grado de competitividad que preside la sociedad china, donde en los últimos años se ha ido configurando una amplia clase media que tiene en la educación el gran ascensor social. "Es una sociedad basada en la meritocracia y en las relaciones; es importante tener amigos y estudiar, una concepción muy de las zonas rurales españolas", señaló Julio Ceballos. Los chinos someten a sus estudiantes al examen de acceso a la Universidad más duro del mundo. De hecho, los exámenes pensados para concurso de méritos son un invento chino que fue exportado a Europa por los jesuitas. "Nos vamos a un mundo achinado y van a contagiarnos de esa ultracompetitividad; debemos estar preparados para ello y tratar de conocer a los chinos, que han aprendido a jugar en el escenario económico de manera mucho más eficaz que nosotros", aseguró Ceballos ante un público que no se perdió ni una palabra, con empresarios como Ricardo Cabeza, director general de Sidra El Gaitero, que se mostró interesado por un mercado que tiene sus propias reglas.

"En China la gente se esfuerza porque en el programa del Partido Comunista no hay una renta vital básica, piensan que genera pereza. Tampoco tienen un sistema de seguridad social tan sólido como el nuestro", señaló Ceballos. A su juicio, a lo largo de la historia, China nunca intentó imponer su cultura, pero sí quiere llevar la voz cantante en la economía y el comercio. "Yo ayudo a empresarios a abrirse camino en un país con una concepción del tiempo muy diferente, tanto que ni siquiera miden en ciclos vitales", recalcó Ceballos. "Para los chinos tiene valor la permanencia, quieren un interlocutor que esté hoy, mañana y dentro de un mes; la palabra es muy importante, más que un papel firmado", indicó el analista.

"Los chinos se sienten herederos de la única civilización de la antigüedad que sobrevive en nuestros días. Entender a China exige mucha observación, paciencia y perseverancia", concluyó.

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La ley de Autonomía del Paciente cumple veinte años y el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA acoge esta tarde, a las 19.30 horas, una charla-coloquio en la que Juan Méjica, doctor en Derecho, Medicina y Geografía e Historia, y Julio César Galán, abogado especialista en Derecho Médico, analizarán los aciertos y errores que ha supuesto la aplicación de la normativa. El acto lo presentará Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo. El 16 de mayo de 2003 entró en vigor la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Esta ley proporciona las mismas garantías respecto a la información y la documentación clínicas a todos los ciudadanos del Estado, reforzando el derecho a la protección de la salud recogido en la Constitución.