Azcona y Chirino

El Catálogo Razonado de la obra del escultor grancanario, recién presentado, es una muestra de la entrañable amistad que unió al artista y al empresario ovetense

«Cabeza. Crónica del siglo XX (34)», obra de Martín Chirino que se expone en el Bellas Artes.

«Cabeza. Crónica del siglo XX (34)», obra de Martín Chirino que se expone en el Bellas Artes. / Fernando Canellada

Fernando Canellada

Fernando Canellada

Ladis III. Así rubrica Ladislao de Arriba Azcona una afectiva dedicatoria en uno de los libros editado por la Fundación Azcona con artículos de su padre. Se cumplieron cien años el pasado enero del asalto de un grupo anarquista al Banco de España en Gijón, cuando Buenaventura Durruti encañonó a Ramiro de Arriba Rendueles antes de perpetrar el atraco del siglo, pero esa es otra historia. Esta arranca en la misma sucursal bancaria entonces en la gijonesa calle de Jovellanos, con su hijo Ladislao.

Ladislao Azcona, con su esposa, Paloma López de Letona, con Martín Chirino en 2010.

Ladislao Azcona, con su esposa, Paloma López de Letona, con Martín Chirino en 2010. / Fernando Canellada

Lalo Azcona es un dignísimo heredero de su abuelo Ladislao de Arriba Estrada, cajero del Banco de España en Gijón en la Guerra Civil y que dejó su firma en los "Belarminos", aquellos billetes del gobierno de Asturias en la República; y, cómo no, de su padre Ladislao de Arriba Álvarez, eterno e inmortal Ladis, que, en la mejor tradición familiar, no solo tomó el nombre de su progenitor sino que también ejerció en el Banco de España. El gijonés Ladis, que en el 2024 cumpliría cien años, mantuvo el sentido familiar y bautizó como Ladislao a su primogénito, el tercero de la familia, que a diferencia de los anteriores nació en Oviedo. La vida, el periodismo y la empresa lo han consagrado como Lalo Azcona, inolvidable figura televisiva de la Transición y hoy empresario de éxito y uno de los más prestigiosos y reconocidos coleccionistas de arte de España.

Lalo Azcona presentó el pasado marzo el Catálogo Razonado (volumen II) de esculturas de Martín Chirino (1925-2019), en la sede de la Fundación que inmortaliza al artista de las espirales, en el Castillo de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria. El Catálogo Razonado de esculturas, una joya bibliográfica y artística, editada por su hijo Sergio Azcona, recoge 600 obras fruto de un minucioso estudio y doce años de esfuerzos de María Luisa Martín de Argila. Científico trabajo con imágenes y fichas técnicas que han permitido catalogar en dos tomos la obra completa del "gigante de la escultura contemporánea". Precisamente el Museo de Bellas Artes de Asturias incorporó el pasado mes a su fondo escultórico una obra del canario, como depósito de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino.

La amistad de Chirino y Ladislao Azcona viene de lejos. Forjada a lo largo de casi 40 años, ha permitido al empresario ovetense ejercer como consejero del Centro Atlántico de Arte Moderno de Gran Canaria y ser patrono de la Fundación Arte y Pensamiento Martín Chirino, de la que se ha convertido en pieza fundamental tres años después de la muerte del artista grancanario. Se conocieron en 1986 cuando el empresario encargó un aeróvoro al herrero del viento. "Martín decía que sin pasión no hay vida", escribe Azcona en la presentación de la magna obra en unas sentimentales líneas a modo de prólogo que reflejan una profunda y fructífera amistad, con unas biografías que atraviesan las obras de arte. Sin sucumbir a la vanidad del encumbramiento por su sobresaliente labor profesional y creativa, encantador, afable y creador de una natural empatía, Ladislao Azcona emociona con sus palabras sobre Martín Chirino, "ser especial, inolvidable, para los que sentimos su amistad como un privilegio". "El tiempo agranda su talla humana, su hombría de bien que nos sigue inspirando a quienes tuvimos la fortuna de conocerle", concluye sus líneas en una memoria agradecida del "gigante de la obra pura".

El impresionante volumen sobre Chirino, del que el propio escultor eligió papel y color antes de fallecer, es el mejor testimonio de su vena creativa irreductible y personal. Compendia un mundo en el que el artista radiografía sus principales búsquedas, la totalidad vital y un universo en el que la imaginación alienta cada una de sus creaciones. No es necesario, creo, destacar la importancia de la espiral ni la riqueza extraordinaria de su obra. Este volumen de Martín Chirino permite percibir y hasta acariciar la fecundidad de la escultura con su talento creativo y su calidad de trabajo.

Con esta contribución bibliográfica de la Fundación Azcona que preside Ladis III, críticos y estudiosos en particular, y aficionados y público en general disponen de unos materiales hasta la fecha inéditos que contribuirán a perfilar con mayor precisión y nitidez la vida y obra de quien es reconocido como un autor fundamental en la escultura contemporánea española.

Gracias se dan en Las Palmas a la Fundación Azcona al completar una obra tan complicada que perpetua de un modo generoso el legado del gran artista grancanario. Gracias también a la labor de mecenazgo de Ladislao de Arriba Azcona, que ha publicado unos 20 catálogos razonados fundamentales para la historia del arte español, más los que tiene en estudio y preparación, con buen hacer y mejor proceder para historiadores y profesionales, como los de Manuel Millares, la obra completa de Julio González o el tesoro bibliográfico del ovetense Luis Fernández.

Aunque el arte es una pasión, dicen, que rara vez pasa de padres a hijos, no ocurre así en la Fundación Azcona. Goza de buena salud generacional y porvenir asegurado. Con el recuerdo vivo de su padre Ladis, en la misma sede de la Fundación Chirino, Lalo Azcona garantizaba la continuidad de la tradición familiar y sus hijos la pasión por el arte. Uno de sus nietos es Ladis IV.

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