Cine y feminismo

Entre el empoderamiento y la presión estética: ¿es la nueva Barbie un referente positivo para las niñas?

La película de Greta Gerwig, directora de 'Mujercitas' o 'Lady Bird, pone en marcha un rodillo de mensajes claros incluso para los espectadores más pequeños

Las hermanas Marina e Irene posan con una Barbie inclusión y una Barbie pastelera, en una juguetería de Barcelona.

Las hermanas Marina e Irene posan con una Barbie inclusión y una Barbie pastelera, en una juguetería de Barcelona. / Manu Mitru

Marina Tovar

La encendida conversación global que ha generado la película 'Barbie' ha dejado tras de sí un festival de memes -"la agenda feminista nos va a matar a todos", dice una de las críticas que las fans han tuneado en el cartel del filme- y una pregunta en el aire que no tiene una respuesta fácil. ¿Puede ser la Barbie del siglo XXI un referente positivo para las niñas de hoy? Es decir: ¿en qué medida el nuevo icono modelado por la directora Greta Gerwig se ha convertido en un fabuloso disolvente de los cánones de belleza y del empoderamiento de clase alta que durante décadas han conformado el ADN de la muñeca? ¿O al final la película acaba fomentando la presión estética y los clichés más tóxicos de la feminidad tras un mensaje supuestamente feminista?

A estas alturas de análisis y contraanálisis, no haremos ningún 'spoiler' si empezamos ciñéndonos a los hechos. La película de Greta Gerwig, directora de 'Mujercitas' o 'Lady Bird, pone en marcha un rodillo de mensajes claros incluso para los espectadores más pequeños. El viaje de Barbie -con su sobrevenida e incipiente depresión y celulitis- al Los Ángeles real le provoca una funesta epifanía: las niñas no la quieren porque su cuerpo y aspiraciones les han hecho sentir mal; en las calles reina el acoso y la cosificación, y el mundo está hecho a la medida del hombre -Ken está furiosamente alucinado- y gobernado, especialmente Mattel, por señores encorbatados que no están dispuestos a ceder un centímetro de su poder. Eso sí -viene a reivindicar el filme-, siempre hay margen para la transformación.

Juego de espejos

Barbie "es una película rabiosamente feminista, muy divertida e inteligente", afirma Maria Castejón, profesora de secundaria, crítica de cine y autora del libro 'Rebeldes y peligrosas de cine'. "La directora hace un juego de espejos entre la realidad y todo lo que puede significar Barbie, a nada que tengas los códigos para transitar lo que significa el patriarcado y el feminismo como movimiento liberador, te lo pasas muy bien", añade. 

En efecto, muchas de las críticas de la película coinciden en que Gerwig consigue lanzar ese mensaje feminista, ridiculizando los estereotipos de género y desmitificando la muñeca de Barbie. "El filme denuncia esta presión estética. La protagonista, Margot Robbie, es físicamente una Barbie -de hecho, su modelo, no sin ironía, es el de "Barbie estereotípica- pero la directora juega mucho con todo esto", explica Castejón. También comparte esa opinión Desireé de Fez, periodista y crítica de cine: "Barbie es una película muy clara en su mensaje y encima utiliza un recurso tan eficaz para que ese mensaje llegue como es el humor".

Las gemelas Cristina y Valentina muestran sus Barbies preferidas.

Las gemelas Cristina y Valentina muestran sus Barbies preferidas. / Manu Mitru

Dignificar "las cosas de niñas"

Y aquí llegamos a otra cosa fundamental de la película: su capacidad para rehabilitar y dignificar sin complejos cuanto ha sido relacionado con las niñas y las chicas y que, por ese mero motivo, ha sido tradicionalmente ninguneado cuando no directamente ridiculizado. "¡Nos ha encantado! -coinciden Irma y Clara, de 12 y 11 años el domingo a la salida del cine-. Aparecen muchas referencias a las muñecas y se ríen de muchas cosas del mundo Barbie, pero desde un punto de vista más adulto, los niños pequeños no la entenderán". Irma y Clara forman parte de ese ejército de niñas y adolescentes y mujeres vestidas de arriba abajo de rosa que estos días han ido a ver la película con orgullo y alegría, y que van dejando atrás aquella frase de Ruth Whipmman que con todo el sarcasmo del mundo decía: "La moda es vanidosa y superficial, mientras que el béisbol es básicamente una rama de la filosofía".

"Tenemos que otorgar valor y poder al rosa, tanto en hombres como en mujeres. No es un color débil.", apunta la periodista y psicóloga Sílvia Cóppulo. "Todo lo que subraye la identidad propia es positivo, la libertad de ser quien quieras ser, vestirte como quieras, quitar la connotación negativa del rosa y darle la vuelta", añade. Además de elevar el color rosa y las cosas femeninas, la película se encarga de triturar todo ese fardo de aspiraciones culturales y ansiedades femeninas que tradicionalmente ha representado Barbie. De Fez lo tiene claro: "El acercamiento de Greta Gerwig al mundo ideal y de la belleza es muy irónico, lucha contra la presión estética".

La presión estética de Mattel

Y ahora tocamos hueso. Ya hemos visto que la película se encarga de triturar todo ese fardo de aspiraciones culturales y ansiedades femeninas que tradicionalmente ha representado Barbie. Sin embargo, cabe decir que el mensaje de la película también llega junto a una potente campaña de Mattel, la empresa creadora de la muñeca, que ha lanzado más de 15 productos estéticos para que las mujeres podamos ser tan "brillantes y firmes como Barbie".

Maquillaje, 'kit' para arreglar las cejas, uñas y pestañas postizas, pasta de dientes blanquedora y pastillas para dormir y levantarte con la piel radiante son algunos de los accesorios que según la compañía se requieren para poder ser, por fin, una Barbie. La aparente contradicción de Mattel con la visión de Gerwig es tan evidente que incluso han lanzado una crema anticelulitis, cuando a Margot Robbie, en la película, le aparece la piel de naranja como símbolo de su humanización. El mensaje está claro: no seas humana, aquí tienes los productos esenciales para convertirte en una muñeca de plástico.

"La película es transformadora e inteligente, pero luego Mattel coge todo esto para vender pestañas postizas, es evidente que eso es el capitalismo", admite Castejón. "El filme no puede ser un producto subversivo, la brutal campaña de marketing que la acompaña está industrializando el feminismo y generando grandes contradicciones", afirma Marina Rodríguez, escritora y guionista de la celebrada película 'Chavalas'. "Al fin y al cabo, el objetivo de la película es vender muchos productos, aunque sean los destinados a 'solucionar' las imperfecciones de las mujeres. Es imposible que venzamos esta lucha constante de cómo nos autopercibimos si nuestro entorno sigue alimentando la idea de que estamos llenas de defectos", añade.

Cánones dañinos

Es indudable que este tipo de ideales estéticos tienen un efecto enorme en adolescentes y jóvenes. Como profesora de instituto, María Castejón sabe bien de lo que habla. "La presión estética afecta muchísimo a las chicas, lo veo en el aula cada día. También a los chicos. Ellos deben ir al gimnasio, ellas, estar delgadas y perfectas". 

"El canon de belleza sigue siendo el que es y -aunque la película se ríe de esto e incluso presenta una muñeca deprimida por la carga del patriarcado- la imagen de Barbie lo acaba alimentando", reflexiona. No es un canon inocente. "Es especialmente peligroso en edades como la adolescencia, donde las influencias pueden ser mayores, pero resulta dañino en todas las edades". Cóppulo coincide con la profesora: "La presión estética tiene un efecto brutal, sobre todo en edades donde uno está en etapa de construcción".

¿Un modelo a seguir?

En su día, la muñeca Barbie fue creada como un producto innovador. Al fin y al cabo, fue la primera muñeca que empujó a generaciones de niñas a proyectarse en el futuro más allá del rol de madre y cuidadora. Si la nueva Barbie de Gerwig será un referente o no para las generaciones de hoy aún está por definir. Castejón y Rodríguez no se muestran demasiado optimistas. "Barbie es una muñeca, no tiene por qué ser un icono feminista", señala la crítica y profesora de secundaria.

En cambio, Cóppulo y de Fez tienen una opinión diferente. "Cualquier cosa que represente que la Barbie pasa a ser humana, con sus defectos y problemas, me parece un paso adelante", señala la primera. "No sé hasta qué punto la película redefinirá a la muñeca como posible modelo a seguir, pero sí tengo claro que la obra de Greta Gerwig es un referente positivo", sostiene la segunda. La última palabra, sin embargo, la tendrán las niñas que están acudiendo de rosa chicle y en masa al cine, con ganas de celebrar algo más que una muñeca.