Las docentes e investigadoras piden planes de conciliación más eficaces

María Fernández, delegada del CSIC, y Nuria Blanco, profesora, destacan el decisivo papel de sus familias para lograr sus metas

María Fernández y Nuria Blanco, ayer, en el Club Prensa Asturiana.

María Fernández y Nuria Blanco, ayer, en el Club Prensa Asturiana. / Irma Collín

M. J. I.

Las diferencias entre hombres y mujeres apenas se notan a la hora de acceder a empresas públicas o privadas. Los porcentajes por géneros se mantienen hasta los niveles intermedios, pero algo se corta cuando llega el momento de la verdad: asumir puestos de mayor relevancia. El eterno problema para la mujer es la conciliación entre la vida profesional y familiar.

Así lo pusieron de relieve ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA las dos mujeres que protagonizaron el coloquio organizado con motivo del Día Internacional de la Mujer, cuyo lema de este año para la ONU es «Invertir en las mujeres, acelerar el progreso». La bióloga María Fernández, delegada institucional del CSIC en Asturias y directora del Instituto de Productos Lácteos (IPLA), y la química y profesora Nuria Blanco, coordinadora de Innovación en el Centro Integrado de Formación Profesional Cerdeño, de referencia en el ámbito de la familia profesional de Sanidad, coincidieron en destacar que la cuestión no es tanto iniciar una carrera laboral como llegar a lo más alto y acceder a los cargos de dirección.

«El mundo académico quizás sea diferente a otros sectores, pero en los primeros estadios apenas hay diferencia por géneros; a medida que vamos avanzando en la carrera se nota mas. Por eso invertir sigue siendo necesario», recalcó María Fernández, que ha sido capaz de compaginar una brillante trayectoria profesional con ser madre de tres hijos.

«Hasta los niveles intermedios hay igualdad, el problema es la alta dirección», recalcan

«En mi centro la brecha de género se nota cuando analizamos los porcentajes de alumnado de ciclos STEM, las materias más ligadas a la tecnología. Llega un punto en el que se produce una clara bifurcación y las niñas se creen menos capaces que ellos para desarrollar este tipo de tareas. Uno de los trabajos más urgentes que debemos llevar a cabo es el de contribuir a integrar más a las alumnas en este tipo de enseñanzas», resaltó Nuria Blanco, que antes de ser profesora trabajó en varias empresas con puestos de responsabilidad, entre ellas el Puerto de El Musel. «Yo iba vestida como un paisano más y la verdad es que siempre me respetaron», aseguró en a lo largo del acto, presentado por Lorena Landázuri, periodista de LA NUEVA ESPAÑA.

«El estilo femenino de liderazgo se caracteriza por fomentar el trabajo en equipo. Tal vez porque desde niñas asumimos que tenemos que realizar muchas tareas y desenvolvernos en diferentes ámbitos», destacó la investigadora ovetense. «Ya no nos da miedo a asumir roles de liderazgo, pero es necesario más respaldo, de lo contrario no avanzaremos. La apuesta mas clara debe ser en la educación, y sumar a los hombres también a la tarea», remarcó Nuria Blanco, que se mostró orgullosa de poder ayudar a sus alumnas a llegar a las empresas y alcanzar sus metas.

Para ambas, el apoyo de la familia ha sido determinante. «Mi madre me enseñó que lo que hagas debes hacerlo lo mejor que puedas y me motivó para escoger a compañeros de viaje que te ayudan y te apoyan», dijo María Fernández.

«En mi casa me hicieron ser dura. Gracias a mi padre, nunca he tenido miedo a nada», sentenció Nuria Blanco.