El poeta sevillano Jesús Beades, autor del Mejor Poema del Mundo: "La poesía es una vocación, más que una querencia o un deseo, es una necesidad, algo inevitable"

El jurado del XI Premio Internacional Jovellanos ha seleccionado "Plegaria por las conversaciones" entre 1.866 candidatos, porque sus versos hacen "especiales las palabras de todos los días"

El poeta sevillano Jesús Beades.

El poeta sevillano Jesús Beades. / LNE

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

El poeta Jesús Beades (Sevilla, 1978) es el autor del Mejor Poema del Mundo de este año. Así lo ha decidido el jurado del XI Premio Internacional de Poesía Jovellanos, que esta mañana, coincidiendo con la celebración del Día de la Poesía, ha dado a conocer la obra ganadora de esta edición, titulada "Plegaria por las conversaciones" y elegida entre 1.866 candidaturas enviadas desde decenas de países.

Jesús Beades ha recibido el premio "con mucha alegría, porque todo lo que proviene de esa zona del mundo me produce alegría". En Asturias, cuenta, "hay muy buenos escritores, muy buenos poetas asturianos a los que yo admiro y que sigo desde hace muchos años". Agradece un premio que le otorga "un jurado compuesto por miembros con muy buen criterio", lo que hace que su valor sea "inmenso", y le ilusiona el título de "Mejor Poema del Mundo". "Entiendo que es una cuestión de marketing, pero por un año puedo ir diciendo por ahí que soy el autor del mejor poema del mundo, y eso siempre suena gracioso", bromea.

Para Beades la poesía es "una vocación, una llamada a verter en la página, en unos versos, ciertas emociones interiores, cierta visión del mundo, de una manera específica, que no es la de ningún otro, eso que se llama voz personal". "Es una vocación; en un momento dado uno descubre que aquello lo va a necesitar hacer toda la vida, más que una querencia o un deseo es una necesidad, algo inevitable", confiesa. "Hay que hacerlo bien, hay que leer, hay que escribir..., pero surge de una necesidad, si no no se haría, porque la poesía, salvo excepciones muy esporádidas como esta, no reporta ningún beneficio económico ni material", añade.

El escritor andaluz ofreció un recital poético hace diez años en Gijón, organizado por la UNED. "Descubrí que tenía lectores ahí, y disfrute mucho de la sidra, el arroz con leche y, en general, de la gastronomía". Ahora, que acaba de publicar un libro de ensayos literarios, que se titula "Leer no sirve para nada", editado por Monóculo, estaría encantado de viajar a Asturias a presentarlo.

El Premio Internacional de Poesía Jovellanos, convocado por Ediciones Nobel, reconoce en los versos de "la "Plegaria por las conversaciones" de Beades el "uso perfecto de los recursos formales y la invisible retórica de su lenguaje común". "La gran poesía no se hace con palabras especiales, sino que hace especiales las palabras de todos los días", hace constar en el fallo el jurado, compuesto por Javier Almuzara, Dalia Alonso, Xuan Bello, José Luis García Martín, Antonio Garrigues Walker, Ignacio Martínez y Ana de la Calle. Fue esta última la que, ejerciendo de secretaria, leyó el dictamen del jurado hoy al mediodía en la sala de junta del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, acompañada por parte de sus compañeros. Del poema de Beades destacaron "el rigor rítmico y métrico en un estilo que debe mucho a un referente de la poesía de siempre, menos visible en nuestro tiempo: Manuel Machado". "Esta plegaria no es una oración sublime, sino un recuerdo de los momentos memorables, y tantas veces fugaces, que compartimos con quienes dan sentido a nuestras vidas", añadieron.

Jesús Beades es un poeta con una larga y reputada trayectoria. Ha publicado tres libros: "Tierra Firme", con el que obtuvo el Premio Gerardo Diego en 1999; "Centinelas", que inauguró la colección "Vandalia Nova" de la Fundación José Manuel Lara, y "La ciudad dormida", por el que recibió el accésit del Premio Adonais de 2004. También ha editado una plaquette, "Mano de música", con algunos poemas de juventud. Ha sido incluido en las antologías "La búsqueda y la espera (2001) y "Alzar el Vuelo" (2006) y ha colaborado en las revistas "Ágora", "Nadie parecía", "Renacimiento", "Clarín" y "Númenor", de la que forma parte de la redacción.

A esta edición del Premio Internacional de Poesía Jovellanos se han presentado 1.866 candidaturas: 816 de España; 245 de Argentina; 109 de México; 164 de Colombia y 58 de Venezuela, entre cerca de 50 países, incluidos Mozambique, Israel, Sri Lanka y Taiwán. El fallo del XI Premio Internacional de Poesía Jovellanos se inscribe en el marco de la iniciativa "Asturias, Capital Mundial de la Poesía", que busca que la Unesco reconozca con ese título a la región.

Ediciones Nobel incluirá "Plegaria por las conversaciones" en un libro, junto a los poemas de los finalistas del certamen, que dará a conocer en los próximos días en su página web y sus redes sociales.

El premio está dotado con 2.000 euros y la entrega se realizará en una ceremonia conjunta con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, en una fecha que aún está por determinar.

A continuación se transcribe el poema ganador:

Plegaria por las conversaciones

Ya se han marchado todos. Y en la noche reciente

una conversación aún me baila en la mente,

unas horas de amigos cuando cae la jornada,

y el ubi sunt? resuena como un golpe de espada.

Ya se van a la cama, ya se alejan en sueños

con los ojos brillantes por el vino, y son dueños

de la alegría oculta de combatir el frío,

de haber visto otros ojos mirando el mismo río,

que nos miran y dicen: “¿Tú también? ¡qué alegría!”

Pero de todo esto... ¿me acordaré algún día?

No queremos recuerdos. Queremos nuestras cosas,

beber del mismo río, oler las mismas rosas,

abrazar las espaldas que cargaron las penas,

pero no fantasmales, sino que más terrenas,

más reales incluso de lo que soportamos.

Llenar el cuerpo entero de todo lo que amamos.

Quizás estoy soñando. Me he puesto un poco triste.

Pero Tú omnia nosti, Señor, que siempre viste

cómo mi corazón se alimentaba y vive

de aquellos que vinieron a dar al que recibe,

de aquellos que me diste como se dan los besos,

de esos, por sus nombres, ¡de esos, sí, de esos!

Acuérdate, Dios Padre, de nuestras noches locas,

de las horas de luz que siempre serán pocas.

Convierte Tú en música nuestro no me abandones,

y guárdanos allí nuestras conversaciones.