Premios "Princesa de Asturias" | Mariano Jabonero Secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), ganadora del premio de Cooperación Internacional 2024

"Tenemos que construir la paz en el corazón y en la cabeza de los hombres"

"Los gobiernos cambian, nosotros trabajamos para los ciudadanos: defendemos una educación para todos, con calidad, inclusiva y equitativa"

Mariano Jabonero.

Mariano Jabonero. / Esteban Riba.

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

El pedagogo Mariano Jabonero (San Martín de Valdeiglesias, Madrid; 1953) es el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) desde 2018. En 2022 fue reelegido por unanimidad por los gobiernos de los 23 países miembros y ha conducido a la organización hasta su 75.º aniversario, que se conmemora este año, y hasta la concesión del premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional 2024 en reconocimiento a "una fructífera labor de fomento del multilateralismo iberoamericano, con especial atención al desarrollo de la educación, la cultura, la ciencia, la lengua y los derechos humanos". Este será un año de celebraciones, porque, además de asistir a la entrega del premio de la Fundación "Princesa de Asturias", habrá grandes actos por el aniversario en Madrid y en varias sedes americanas. Mariano Jabonero tendrá poco tiempo para disfrutar de su segunda residencia, en Puerto de Vega, y de sus muchos y buenos amigos asturianos. 

–¿Cómo reciben la concesión de este premio? ¿Era la primera ocasión en la que se presentaba esta candidatura?

–Se había presentado en alguna ocasión anterior, y lo recibimos con una gran satisfacción, como un reconocimiento a la larga trayectoria de una organización que ha hecho grande el trabajo de 23 países y de un equipo que día a día atiende problemas y saca este proyecto adelante. Cuando el presidente del jurado, que es tan amplio y tan diverso, me ha llamado para comunicármelo ha sido una gran satisfacción.

–La OEI colabora con las universidades españolas, el rector de la de Oviedo y el exrector de la Complutense, ambos en el jurado, hablaron de las becas, intercambios y muchos proyectos que mantienen o que han mantenido con la OEI.

–Actualmente, en la cooperación todos ganan, pero hace 30 años no era así, la cooperación era aquello del rico y el pobre. Cuando presente la candidatura tuve cartas de apoyo de todos los rectores españoles. Estamos generando un gran proyecto con la universidad española, Universidad 2030. Hay un dato geográfico interesante: aquellos que hace 30 años fueron a las escuelas que construimos entonces ahora están en la universidad. Iberoamérica tiene 32 millones de titulados en educación superior, es la región del mundo en la que más ha crecido el número de titulados superiores.

–Sin embargo, la OEI no es muy conocida por los ciudadanos.

–Trabajamos el día a día, a pie de obra; en España es poco conocida, en América mucho, aquí no hacemos cooperación. Somos la entidad líder en toda América latina en redes sociales y medios de comunicación en nuestro ámbito. Allí tenemos un amplio reconocimiento, aquí está la dirección política; allí hay 12 millones de beneficiarios, en España 80 gestores. La sede de la dirección está en Madrid y hay otras 18 sedes en América. Esa allí donde estoy la mayoría del tiempo, me queda poco tiempo libre para ir a Asturias a disfrutar. Asturias es mi lugar de reposo. 

–¿Qué es, explicado de forma sencilla, la OEI?

–Vamos a partir del hecho de que desde hace unos años los organismos multinacionales han perdido peso, todos, por los conflictos, muy duros, a nivel político. La OEI es una organización que trabaja por el desarrollo social, por más educación, más cultural, y lo hace con recursos de los mismos gobiernos y de la Unión Europea y otras instituciones. Hemos formado a cientos de docentes, directivos, a gestores culturales... La OEI gestiona algunos museos, entre ellos uno tan importante como el de Río de Janeiro. Ahí está la OEI, somos responsables de ese recurso cultural. 

–El jurado que les ha otorgado el premio ha destacado la plurinacionalidad de la OEI.

–No es algo fácil. Organizamos un foro en Madrid, participó una exministra de Argentina, de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, y allí dijo que la diplomacia blanda es más exitosa que la dura, y consiste en llegar a acuerdos con la gente, es algo que tiene que ver con el día a día. Me siento orgulloso de algunas cosas y me siento muy orgulloso de una: todos los programas de la OEI están consensuados con los 23 países que la integran, no me he encontrado vetos, en la necesidad de educación y formación todos estamos de acuerdo. La cooperación multinacional en esto es fundamental. 

–¿Cómo se percibe desde América lo que está pasando al otro lado del Atlántico, las guerras y la tensión política?

–Hay que parar esto. Después de la Guerra Mundial y la Guerra Civil española se creó la Unesco con esa voluntad de diálogo que debe imperar. Tenemos que construir la paz en el corazón y en la cabeza de los hombres. 

–¿Y la OEI lo hace con la educación y la cultura?

–De la educación básica se ha pasado a la superior, ahora la cultura es un ámbito creciente de nuestra actividad, la ciencia también –se demostró con la pandemia que es un instrumento muy importante–, y también la defensa de los derechos humanos y la democracia. 

–¿La pandemia impuso un paréntesis a su actividad de la OEI? 

–En la pandemia lo que hicimos fue cambiar la forma de trabajar. Se siguió funcionando y se cambió la modalidad de trabajo, pasamos a modos virtuales. Desde entonces, todo ha cambiado mucho. Citando a Verlaine: "El futuro ya no es lo que era". 

–¿Aplicarán la inteligencia artificial a sus programas educativos? ¿Es útil en los ámbitos en los que trabajan?

–Ya estamos trabajando con ella, y puede ser tan útil como inútil. Hace 30 años decían que el ordenador era el fin la ruina, y ya ve. Hace falta regulación, pero la tecnología y la inteligencia artificial también son algo útil, y no podemos poner puertas al campo.

–Usted aboga por ampliar el horario escolar y vinculación más estrechamente a los niños y las familias a los centros escolares. 

–Respecto a la ampliación de la jornada escolar, no todos los contextos son iguales. Portugal ha aplicado políticas de extensión de la jornada escolar y ha obtenido la mejoría educativa más importante de los últimos 20 años en Europa. En América Latina hay niños que si no comen en la escuela, igual no comen. La escuela es un lugar de integración de acogida, de desarrollo de la personalidad, para muchos niños la escuela es el único espacio seguro en el que pueden construir su personalidad.  

–Pandillas, mafias, todas esas amenazas para los niños y los jóvenes… En América Latina, ¿los padres aún ven en la escuela la tabla de salvación de sus hijos?

–Las familias apuestan por la escuela y la formación. Dos terceras partes de los niños que asisten a clase en Iberoamérica son hijos de padres que nunca fueron a la escuela. El niño que abandona prematuramente la escuela tiene otra escuela, que es la calle, y eso es demoledor. En Argentina hicimos una campaña con jugadores de fútbol, con el lema "El partido se juega hasta el final", para que los niños entendieran que hay que acabar la escuela, que hay que llegar hasta el final.

–Ahora que menciona a Argentina, ahora con un Gobierno ultraliberal, ¿qué tipo de educación defiende la OEI: pública, privada, concertada…? 

–Educación para todos, con calidad, inclusiva y con equidad. Los gobiernos cambian. Hace 40 años la democracia acababa de volver a Argentina, y mientras continuaban las dictaduras en muchos países de su entorno, como Uruguay. Nosotros trabajamos para los ciudadanos. 

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