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Ángela Vallina

Poner fin a siglos de silencio

La violencia contra las mujeres es una lacra que es imprescindible visibilizar, denunciar y atajar. Hay una violencia de género que ha dejado un rastro terrible de muertes, con miles de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas desde 2013, cuando, por vez primera, comienza el registro de esta odiosa estadística. 

Son cifras escalofriantes, pero insuficientes, por eso creo que es imprescindible hablar de la violencia que es también de número, porque no hay un solo tipo de agresión, sino que son muchas las violencias y sus víctimas.

Reducir la violencia contra la mujer a la violencia infringida por sus parejas y exparejas es reducir un problema demasiado amplio como para acallarlo. 

Amnistía Internacional señala con acierto que el registro oficial no recoge a víctimas que no mantenían relación sentimental con su agresor, ni a las mujeres que sufrieron agresión sexual, ni tampoco a las que vieron sus vidas destruidas cuando sus parejas o exparejas asesinaron a sus hijas o hijos con el único objetivo de hacerles aún más daño.

Ese es el contexto y el reto al que nos enfrentamos: poner fin a siglos violencia silenciada. 

El camino es largo, pero hay que recorrerlo

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