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Sofía Castañón

Vivas y libres nos queremos

Escribo esto desde un escaño en el que no es que resuenen los ataques misóginos e indignos de la Cámara Baja que profería una diputada de la ultraderecha, sino que continúan un día después. Pero estos ataques –decir que una Ministra está por haber estudiado en profundidad a su pareja– no se producen de la nada, vienen de un caldo de cultivo durante más de una semana de ataque por parte también de esa derecha que Feijoo dice moderada, pero que lo dice a exabruptos poco moderados.

El problema de esa violencia que recae sobre la Ministra de Igualdad es que es una violencia contra todas las mujeres que ocupan, ocupamos, el espacio público. Y ese espacio son los parlamentos. Pero también la plaza, los sindicatos, la escuela, las asociaciones, el barrio.

Es la violencia que vemos contra dirigentes latinoamericanas y que aquí no hace más que aumentar y aumentar. Normalizarla es normalizar que cuando peleamos por nuestros derechos merecemos recibir violencia verbal, física, insoportable.

La violencia política es violencia contra todas las mujeres. A esa violencia debemos responder con más feminismo, con más derechos, porque vivas y libres nos queremos.

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