Cuando las violencias machistas ni siquiera eran violencias

Covadonga Tomé

Covadonga Tomé

Si pudiera empezar este texto con un sonido, sería un silencio atronador. Silencio por todas las mujeres que son víctimas de violencia machista.

Por todas. Por todas las que no pueden salir a la calle sin permiso, las que no pueden decidir. Por las que han sido despedidas de su trabajo por quedarse embarazadas, por las que no se atrevieron a denunciar. Por todas las que hoy ya no están.

No me gustan los números en el 25N, porque el dolor nunca se puede contar. Pero es cierto que esas cifras, a veces, ayudan a abarcar la magnitud de una lacra. Desde el uno de enero hasta el día de hoy, cincuenta y dos mujeres han sido asesinadas por violencia de género. En el mismo período de tiempo, cincuenta menores –niños y niñas– han perdido a su madre. Son tres víctimas más de las contabilizadas en todo el año anterior.

Para que nos digan, a nosotras, que la violencia de género no existe. Para que luego nos amenacen, algunos, con no ponerle nombre. Como si quisieran volver a aquel estado español en el que no había morado, en el que todo se veía en blanco y negro.

A aquellos años en los que la mayoría de las violencias machistas, ni siquiera eran violencias. Cuando la violencia física era "cosas de pareja"; cuando la violencia sexual era, indudablemente, “culpa de ella”. Cuando te decían "¿a dónde vas a ir tú?", por no llamarlo violencia económica. O cuando la violencia vicaria solo era el castigo "a una mala madre".

"Ahora ya España es otra", es el lema elegido este año por el saliente Ministerio de Igualdad. Y es así, afortunadamente. Hemos avanzado mucho, desde la aprobación de la Ley de Violencia de Género (año 2004) hasta esta legislatura que acaba de terminar (con Podemos al frente de Igualdad).

No es momento de confiarse en lo conseguido. Nos avisan las cifras, con más agresiones sexuales y más violencia machista entre jóvenes en Asturies. Nos avisó una pionera, Simone de Beauvoir: "No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida".