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El Sporting entra en campaña

Javier Fernández intensifica la búsqueda de candidatos para ampliar el consejo e incluso para dar el relevo a Veiga en la presidencia - El plan a tres años del máximo accionista y su creciente cuota de control sobre la SAD son compatibles con un órgano gestor fuerte

Antonio Veiga y Javier Fernández saludan a Marco Toro, consejero director general de Nissan Iberia. J. J.

Son tiempos de calma chicha en el Sporting. El club navega por aguas tranquilas en todas las facetas, tanto a nivel deportivo como institucional, tanto a nivel social como económico. Una situación idónea para que Javier Fernández pueda maniobrar y tomar decisiones más reflexivas. El máximo accionista ha elaborado un plan a tres años que espera culminar con el saneamiento definitivo de la entidad y con la consolidación del equipo a nivel deportivo. Un proyecto que ya tiene algunas patas firmes como la renovación de Abelardo o la llegada de Nico Rodríguez, pero al que aún le faltan algunos pilares. El principal es la renovación del consejo de administración, un proyecto que Javier Fernández tiene en mente desde su llegada al club. El máximo accionista ha intensificado en las últimas semanas la búsqueda de candidatos a entrar en el órgano gestor. Se busca también un perfil presidenciable.

Antonio Veiga ha mostrado una lealtad encomiable a la familia Fernández. El presidente llegó a presentar la dimisión en varias ocasiones en los momentos de más crispación, aunque finalmente accedió siempre a seguir en el cargo a petición de Javier Fernández. Su delicada salud y sus obligaciones empresariales parece que podrían acercar el relevo al frente de la entidad. Quien ya ha alejado la tentación de dejar el consejo es Javier Martínez, el aliado más leal de Javier Fernández hasta la irrupción de Ramón de Santiago en el día a día del club.

El Sporting puede ampliar el consejo de administración en cualquier momento ya que no se cubrió la plaza que ocupaba Manuel Vega-Arango, por lo que el nuevo consejero podría ser nombrado por cooptación siendo ratificado en la próxima junta general ordinaria, que este año se espera que vuelva a celebrarse en el mes de diciembre.

Tras la salida del club del director general, Alfredo García Amado, Javier Fernández ha ido formando un estrecho grupo de su confianza. Javier Martínez, Ramón de Santiago, Nico Rodríguez, Abelardo y, en los últimos tiempos con mayor protagonismo, Carlos Barcia, una pieza clave en el funcionamiento de la entidad. También Rogelio o Manolo Sánchez Murias son otros hombres de confianza para el máximo accionista.

Sin embargo, es Javier Fernández quien ha asumido una cuota creciente de control sobre la sociedad. El vicepresidente está detrás de cada decisión trascendental que se toma en Mareo, la suya es siempre la última palabra. Sólo así se entiende su decisión de no fichar un director general, a pesar de que ya había iniciado el proceso de selección. Quizá no logró convencer al candidato elegido. Javier Fernández ha dado también un giro a su manera de hacer las cosas. Se ha alejado de los focos y ha intentado instalarse en un discreto segundo plano. Evidentemente, no lo ha conseguido.

El máximo accionista ha ido engordando la carpeta de asuntos pendientes. El fichaje del director general queda aplazado, así como el nombramiento de un portavoz del consejo de administración, función que podría desempeñar también alguna de los nuevos miembros.

Desde que accedió al consejo de administración del club, a Javier Fernández le ha rondado la idea de que los veteranos tengan un papel protagonista en la gestión del club. Tras la negativa de Joaquín a ser presidente, nombró a Iñaki Eraña asesor externo del consejo. Ahora retoma esta idea y suena con fuerza el nombre de Juan Carlos Ablanedo, al que no parece fácil convencer. La presencia de Quini en el palco de autoridades puede ser un acicate.

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