El Sporting andaba necesitado de una tarde como la de ayer. Durante todo el verano, doliente y deprimido, el equipo de Abelardo pareció más un alma en pena que un aspirante a vivir tranquilo. El Sporting del primer tiempo fue otra cosa.

Un equipo serio y bien plantado, con pequeños desajustes mejorables, que se sacudió de un plumazo al Deportivo de Garitano, un prodigio de equilibrio. Al Sporting le sentó bien la tarde agosteña, pero se quedó frío con la caída de la noche. Apenas enseñó nada en la segunda mitad. El Deportivo dominó tras el descanso y alcanzó el empate por pura inercia. Un enorme agujero en el centro del campo, despoblado tras los cambios, bastó para que Bruno Gama mandase al marcador el primer balón que tocó.

El Sporting pudo sentenciar en el primer tiempo. Además del gol, tuvo un disparo a la cruceta de Moi Gómez y una ocasión clamorosa de Burgui. Cuéllar taponó las llegadas visitante. La segunda parte habló gallego. Sin alegría, con un fútbol morriñoso y lento, que aburrió a la grada y descolocó al Sporting. El Dépor llegó casi siempre a balón parado, aunque empató en un zapatazo perdido de Bruno Gama, al que aún no se le había ajustado la marca. En un tanda plena de acierto, el Sporting amarró su trofeo desde el punto de penalti.

Ya sea porque el remozado Molinón le ilumina con su nuevo sistema de alumbrado al corte, o por el abrigo de una grada entregada desde el calentamiento y agradecida a cada detallito que se le ofrecía, el caso es que el equipo dio un paso al frente en la primera mitad. Tras el descanso, el frío se contagió a la grada y el campo languideció en un silencio insólito.

A la espera de que lleguen el delantero y el pivote, Abelardo uso la alineación de la puesta de largo para mandar mensajes. El primero: que le sobra ingenio para ver en Jorge Meré a un centrocampista defensivo. Este chico juega de todo y juega bien, aunque cuesta imaginarle ante Leones más fieros. También puso de titular, un paso detrás de Cop, al delantero del filial Pablo Fernández. Doble recado a Carlos Castro, al que le deja ver cómo corre el escalafón, y a Nico Rodríguez, al que le demuestra cómo se puede jugar con dos puntas, teniendo sólo un delantero disponible en el primer equipo. La alineación fue también aclaratoria. Por ejemplo, en la portería, donde Cuéllar gozó de los noventa minutos. El extremeño lo justificó en el primer tiempo, achicando dos remates a quemarropa de Carles Gil y Borges, y en la tanda. También se aclararon otras jerarquías. Salvo matices, el equipo que se mida al Athletic será muy parecido a éste. Las dudas se concentran en el centro del campo, en espera de que Abelardo evalúe la prueba de ayer, y en el acompañante de Cop en el ataque. Lora y Lillo se repartieron los minutos de forma equitativa. A un semana de la Liga, el Sporting va en serio.

Con tantas cosas por ajustar, al Sporting le costó asentarse. El Dépor, con la base del año pasado y la mano de Garitano, mostró más aplomo al inicio. El exoviedista Borja Valle abrió el fuego. Tras un recorte a Lora, sacó un disparo raso y ajustado al primer palo. A Cuéllar se le escurrió la pelota bajo el cuerpo y impacto del balón contra el poste hizo las veces de despertador rojiblanco.

El Sporting dio un paso al frente, se apoderó de pelota y puso cerco a la portería de Tyton. Durante media hora larga, el partido sólo tuvo un sentido: el empuje del Sporting por buscar el gol. Pudo lograrlo Burgui, al que le favoreció un rechace tras una buena jugada de Pablo Fernández, pero el extremeño no embocó con todo a favor. Sí lo hico Cop poco después tras recibir un pase filtrado por Víctor Rodríguez. Control y tiro del croata. Fácil y certero, justo lo que uno espera de un goleador.

El Depor reaccionó con dos llegadas claras, pero Cuéllar se agigantó para tapar los remates de Carles Gil y Borges. Las tornas cambiaron tras el descanso. El Sporting dio un paso atrás y le dejó la pelota al rival. Para ser justos, el Deportivo no supo que hacer con ella y no creó más peligro que un libre directo de Lucas Pérez y un cabezazo de Sidney junto al palo a la salida de un córner. Amorebieta y Babin mantenían un perímetro de seguridad en torno a Cuéllar y el Deportivo decidió entonces calibrar al extremeño con lanzamientos lejanos. Jugó a su favor el carrusel de cambios. Mientras los rojiblancos se reajustaban tras la entrada de Pablo Pérez por Cop, Garitano deslizó sobre el césped a Bruno Gama. Nadie le tomó la matrícula y el portugués recibió un balón con campo para progresar y conectó un zurdazo raso y cruzado que resultó inapelable para Cuéllar.

Abelardo reubicó a su equipo. Con Cristian Salvador como pivote, dejó una línea de cuatro por delante. No dio resultado y Andone tuvo el gol de la victoria, pero, con todo a favor, se cabeceó a los pies.

El Sporting deja una buen primer tiempo y una imagen de solidez en el segundo. De los nuevos, gustaron Amorebieta, Víctor Rodríguez y Moi Gómez, que ayer sí, justificó su fichaje. Al resto habrá que seguir viéndolos, incluido el prometedor Afif.