En tiempos de sequía se valora cada gota de agua, por más que sea inevitable a veces ver el vaso medio vacío. En otras circunstancias, un empate fuera de casa (aún en el campo del colista) sería un buen resultado para un equipo que pelea por la permanencia. No queda claro qué influencia tendrá este punto en la trayectoria a futuro del Sporting. Lo que está claro, es que el Granada-Sporting será más recordado por haber sido el partido 24.000 de Primera División, según informa el analista de datos Alexis Martín Tamayo, que por la brillantez del juego. Un aburrido empate que deja algunos frentes para el debate.

La mala dinámica queda rota. Aún hay asignaturas pendientes, como la de volver a ganar o la de lograr el primer triunfo a domicilio, pero el primer paso era volver a sumar. Después de cinco derrotas consecutivas, la autoestima del equipo necesitaba sumar de nuevo. Así se explican también las precauciones tomadas durante el choque.

Portería a cero por segunda vez. Uno de los problemas en los últimos partidos era la facilidad con la que los rivales le hacían gol al Sporting. En Granada, los rojiblancos mejoraron sus prestaciones defensivas con una zaga renovada y la pareja de centrales de la Liga. Cuéllar mantuvo su portería a cero por segunda vez esta temporada, de nuevo en un empate sin goles a domicilio, como ya sucedió en Mendizorroza.

Un evidente problema con el gol. En Los Cármenes, sin atacar apenas, el Sporting tuvo más ocasiones y más claras que en partidos anteriores. En especial, el mano a mano de Carlos Castro con Ochoa y el fallo clamoroso final de Viguera y Duje Cop. Hay un evidente problema para hacer gol, hasta el punto fue el Granada salió imbatido por primera vez en la temporada.

Una propuesta futbolística pobre. El fútbol le ha dado la espalda al Sporting, que en Granada vivió sus mejores minutos con la salida al campo de Nacho Cases. El juego del equipo no entusiasma, ni siquiera ante otro rival tocado como el Granada. Al Sporting le faltó la ambición para irse a por el partido y aún así tuvo opciones de victoria. La situación no es fácil de gestionar, con el equipo en descenso y después de cinco derrotas. Lo normal en estos casos es comenzar la reconstrucción desde atrás y el primer paso ya se ha dado: no recibir goles y volver a puntuar.

El agujero de las estrategia defensiva. Es justo decir que el equipo se mostró más sólido en esta faceta en Los Cármenes, donde no faltó el clásico despiste que permitió a Vezo escaparse de su marca y cabecear a placer en boca de gol. Cuéllar resolvió el problema. Las acciones defensivas a balón parado son uno de los grandes lunares de los rojiblancos esta temporada. Se producen desajustes en las marcas que facilitan remates francos.

Abelardo no encuentra su once. Quizá cuando se le pidió una valoración de la plantilla tras el cierre del mercado estival y destacó el amplio fondo de armario que tiene a su disposición, ya tenía en la cabeza la idea de ir alternando futbolistas. Resulta llamativo en un entrenador que, en sus dos primeras temporadas, se mantuvo fiel a una alineación de cabecera con pequeños matices. Parece claro que esta temporada, el Pitu no ha encontrado todavía un equipo de plena confianza. Lo más llamativo quizá, por la importancia que él mismo le da a la línea defensiva, son las rotaciones que se están produciendo en la zaga. Tanto entre los centrales como en los laterales. Un problema de difícil solución es el que se plantea en el lateral izquierdo, por donde han pasado ya hasta cuatro futbolistas (aunque Douglas de forma testimonial en el encuentro ante el Barcelona) esta temporada.