Resulta que el presidente de la Federación Española de Fútbol tiene prohibido el acceso al vestuario de la selección desde los tiempos en que Larrea era tesorero de la entidad. La selección, por lo que se va viendo y nos van contando con cuentagotas, alberga polémicas internas y líos para dar y tomar que son fruto de la podredumbre que afecta al fútbol español en sus aspectos más relevantes. Lo mejor de todo es que Ángel María Villar, inspirador del caos, no va a poder ser sacado de la presidencia federativa por razones legales que lo amarran al puesto, ante la desesperación del Consejo Superior de Deportes y algún organismo oficial. Desde fuera parece claro, distinguido público, que es más fácil descabalgar a Puchi de su presidencia catalana que a Villar de su presidencia federativa.
Y a todo esto, el barullo de la camiseta de la selección continúa entre el jolgorio barato de algunos que no tienen mayor recuerdo que los 140 caracteres, que Dios tenga en su gloria. La torpeza del caos avanza de forma inexorable y no hay Iniesta que sea capaz de orientar por el buen camino a una Federación desnortada.
Mientras, en territorios más cercanos, los rojiblancos se preparan con mimo la presencia de un Valladolid dolido por la dura derrota casera del fin de semana pasado ante el Nàstic. El Valladolid ha sido el penúltimo equipo de don Francisco Herrera, que no parece haber estado muy acertado en el recuerdo de Jony, aquel extremo zurdo con desparpajo que Abelardo se sacó de la manga para el bien del Sporting. Jony se fue por voluntad propia en busca de los dólares malagueños, pero no parece que esté muy contento en aquel caótico equipo. Míchel, el entrenador que los guía, ha hecho un profundo repaso sobre la plantilla blanquiazul en el que Jony no sale muy bien parado.
Claro que lo que dice de Jony no es nada al lado de lo que cuenta del joven Ontiveros: "No sé lo que pasa cuando no viene a entrenar". O sea, que son habituales las ausencias en los entrenamientos de la joven promesa malagueña. Y si falta al entrenamiento es fácil suponer las causas de esas faltas. Total, que no es bueno recordar a los ausentes; a lo mejor la lección de Stefan no ha bastado.
La realidad es que a primeros de noviembre ya se piensa en el mercado de invierno, que abre sus puertas a primeros de enero y que es la ocasión que tienen los clubes de taponar las vías de agua que dejaron abiertas en verano. Así están las cosas en cada casa y así se cuentan.
Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio qué ha sido del señor del safari que perdió unas interesantes maletas en el aeropuerto de Londres? Importante pérdida. Próxima parada, Capuchinos.
