Con toda seguridad, esta semana para el Sporting y muy especialmente para su entrenador, ha resultado la más colvulsa desde la llegada del técnico catalán al banquillo rojiblanco. De este modo, se han vivido escenas de alta tensión tanto durante los entrenamientos como en las ruedas de prensa.

Es evidente que la caja de Pandora que parece haberse abierto tras la vergonzosa y dolorosa derrota ante el Cádiz, tiene su origen en la sucesión de resultados negativos que se han dado en las últimas tres jornadas, donde de esos "famosos" nueve puntos que algunos dieron como factibles y llegaron a vaticinar, al final tan sólo se logró uno. Y hubo más opciones reales para que fuese peor, que no mejor.

Pero lo peor no son ya los números, con ser paupérrimos. Lo peor son las sensaciones que lleva transmitiendo este equipo casi desde que empezó la competición. O más bien cabría decir la ausencia de las mismas, pues si algo ha caracterizado al Sporting de Herrera en estas primeras 15 jornadas, ha sido su frialdad y un encefalograma plano en lo que a creación de juego se refiere, tanto a las duras como a las maduras. Porque ni siquiera en las victorias el equipo ha ofrecido un juego ni mucho menos brillante. Pero al menos sumaba, que es de lo que se trata.

Ahora, a la afición ya no le sirve el consuelo de que queda mucho camino por delante por recorrer, ni que la cabeza está a tiro de piedra. Han dejado también de convencerle las promesas del míster de que este equipo acabará mejorando y jugando como él tiene en su mente. Para empezar porque habría que conocer cuál es esa forma de juego que busca. No es para menos habida cuenta de los constantes virajes y cambios de rumbo que la nave rojiblanca ha realizado bajo su mando.

En esta situación de manifiesto desconcierto, no es de extrañar que de cara al partido de este domingo en Albacete, ante un rival que al contrario que el Sporting, navega viento en popa y a toda vela en lo que a resultados se refiere, a más de un sportinguista pudiera pasársele por la cabeza aquella rima socarrona y guasona de la coplilla que protagonizaban un viejo con su pareja, de camino ambos para Albacete. "A ver cuántos nos meten", se preguntan así los más pesimistas, que quizás, como Herrera trataba de explicar, simplemente estén "sobredimensionando" un problema que no es tan grave como ellos creen.

Tiene el Sporting con Herrera a la cabeza la oportunidad perfecta para acallar todas esas voces. Con ganar en Albacete volverán los cantos de sirena de aquellos que hasta no hace mucho, tildaban al Sporting como el más serio candidato al ascenso.

Saltará además el conjunto rojiblanco al césped del Carlos Belmonte, conociendo los resultados de todos su rivales. Aspecto este que nunca se sabe si es bueno o es malo. La historia dice que casi siempre suele ser bueno cuando se consiguen los tres puntos. Porque con ello, o bien no te alejaste de los primeros puestos o bien recortaste diferencias con ellos.

Conocida la convocatoria y confirmada la presencia en la misma por una parte de Carmona, aun no estando al cien por cien, y por otra, la del canterano Nacho Méndez, la mayor duda como sucediera en el último partido, reside en acertar con quiénes serán los que actúen en la sala de máquinas del centro del campo. Lugar donde desde que el fútbol es fútbol, se ganan y se pierden los partidos.

Tras el revuelo que causó en el último partido ver un once titular sportinguista sin asturianos ni canteranos, hecho histórico al que también Herrera quiso colocar algún paño caliente, existe curiosidad por ver si pudiera volver a repetirse tal circunstancia. No parece probable ante el más que probable 3-5-2 por el que Herrera casi está obligado a decantarse ante la escasez de laterales a su disposición en la primera plantilla (que no en el filial). Lo lógico sería por ello que o bien Rachid o Nacho Méndez, formen pareja con Bergantiños. Sin descartar el que además Carlinos Castro pudiera ocupar el puesto de un Scepovic, con el que Herrera veremos si no vuelve a pasar de las palabras en los entrenamientos a los hechos en los partidos.

Post Scriptum: el que se comiencen a filtrar posibles altas y bajas de cara al mercado de invierno en pleno mes de otoño, pocas veces sirve para que en la primavera puedan brotar las flores que con la llegada del verano den los frutos apetecidos.