Puede que ayer fuera por el calorcito isleño, por lo desoladas que se veían las gradas -no hace mucho vibrantes y repletas- del Heliodoro Rodríguez o que el Sporting se contagiara del fútbol sin alma del Tenerife (nada se jugaba). Pero lo cierto es que da la sensación de que varios de los pilares del Sporting llegan al tramo final de la temporada justos de gasolina. Al que más añoran los rojiblancos es a Jony, que lleva varias jornadas lejos de ser el puñal que penetraba en las defensas rivales como si fueran mantequilla. A Jony no le salen todas las cosas que intenta y el de Cangas del Narcea cae en la desesperación por momentos para desolación de sus compañeros y del entrenador.