A la tercera tampoco pudo ser la vencida. El Sporting de Baraja cayó merecidamente derrotado por la mínima (1-0) en Pamplona, con lo que sigue sin saber lo que es ganar fuera de El Molinón Enrique Castro ‘Quini’ en lo que va de campeonato liguero. La victoria en Soria en Copa, queda de momento como un mero espejismo.

La situación, transcurridas seis jornadas, es que el equipo confeccionado por Torrecilla a base de fichajes y de talonario, suma únicamente 8 puntos de 18 posibles y sólo uno de los últimos 6 en disputa. Es por ello que aunque pudiera parecer exagerado, hay quien ya mira al próximo rival, la Unión Deportiva Las Palmas, como un primer ultimátum al banquillo.

Y es que se puede admitir perder en un campo complicado como El Sadar, de la misma forma que entraba dentro de lo entendible caer en La Coruña. Pero lo que no son de recibo son las formas. Ni en Riazor con un equipo inoperante a nivel ofensivo durante los 90 minutos, ni ante Osasuna con un segundo tiempo donde según ha admitido el propio Baraja el equipo no ha competido.

Es más que notorio que hasta la fecha el Sporting tiene fuera de casa un serio de problema a la hora de generar peligro en el área contraria. En los tres partidos lejos de la vera del río Piles, el equipo apenas ha sido capaz de crear ocasiones. El gol logrado por Sousa en la primera jornada en Alcorcón puede contabilizarse como uno de los poquísimos lanzamientos a puerta del Sporting fuera de casa en más de 270 minutos de juego.

Los rojiblancos sin el manto que le proporciona su afición son más inofensivos que un bebé de pecho, que al menos llegado el caso sabe morder donde hay que morder cuando tiene hambre. ¿Tiene ‘hambre’ este Sporting? ¿La tiene su entrenador? Como jugador la tenía sin duda. Es imposible que la haya perdido al sentarse en un banquillo.

Para el partido ante los rojillos Baraja optó por dar continuidad tanto a Nacho Méndez como a Cristian Salvador en el centro del campo, dejando así a Cofie en el banquillo. Sorprendió más el ver también entre los reservas a Carmona, quien cuando fue requerido por el ‘Pipo’, lo fue para volver a ubicarlo en esa banda izquierda donde el mallorquín pierde toda su más que probada potencialidad.

No fue mala la primera parte disputada por el Sporting, si bien salvo algún escarceo de Cristian (uno de los mejores en Pamplona), tampoco es que a nivel ofensivo fuera un derroche de virtudes. Pero al menos lo intentó. De este modo el equipo que volvía a vestir de ese verde que se vuelve casi invisible en los televisores, daba la sensación de que había aprendido la lección del último partido a domicilio.

Pero lo cierto es que si lo había hecho se le olvidó por completo al pasar por los vestuarios. Y de ser casi invisible en los televisores pasó también a serlo por completo sobre el campo.

Inexplicablemente, no había transcurrido ni un cuarto de hora del segundo tiempo cuando al Sporting se le acabaron las pilas. El centro del campo pasó a ser controlado por el Osasuna y ese primer cambio de Carmona por Sousa no sirvió para remediar la situación. Se veía a la legua que el equipo iba a sufrir lo indecible para poder mantener el resultado. Porque ni el más optimista seguidor rojiblanco, visto el cariz que estaba tomando el encuentro, podía plantearse que la victoria se decantase del lado sportinguista.

La realidad es que tras cinco partidos como titular, el jugador por el que más dinero se ha pagado en la historia de este club centenario, ha pasado prácticamente inadvertido entre una sequía absoluta de balones para ser disputados. Pero el valor de un goleador no lo marca exclusivamente su capacidad para transformar en goles las ocasiones que se le ofrecen en bandeja, sino también su habilidad o destreza para saber provocarlas. Lo que viene siendo ser capaz de sacar petróleo hasta de las piedras.

El segundo cambio de Baraja, Geraldes por Molinero, dejó al ‘Pipo’ sin balas en la recámara para ese centro del campo que pedía oxígeno a gritos, en el caso de que el partido se torciese como así fue. Un fantástico gol de falta directa justo en el momento donde se deciden los partidos, obra de Rubén García para más inri (el ex del Sporting a quien el entrenador vallisoletano señalaba casi siempre como primer jugador en ser sustituido), obligó al debut de Blackman. El espigado delantero barbadense muy probablemente no hubiese pisado el césped de El Sadar de no mediar el gol del habilidoso media punta valenciano.

Ha tenido que ser el Sporting el primer equipo con el que el Osasuna consiguiese dejar su portería a cero. Otro dato para tener muy en cuenta y que deja constancia de esa inocencia del conjunto rojiblanco a la hora de elaborar juego ofensivo. La temporada acaba de empezar, pero estos diez puntos que se han quedado en el camino en estas primeras seis jornadas, son diez puntos que ya no volverán.

Con este panorama no queda sino afrontar ese próximo partido ante Las Palmas, como la oportunidad de demostrar que esta plantilla da para mucho más de lo ofrecido hasta ahora. A veces nada mejor que un rival complicado a priori, para lograr una reacción que urge de inmediato.

Post Scriptum: ¿ha tomado debida nota el Sporting sobre lo expuesto en el último seminario sobre Seguridad e Integridad en el fútbol, celebrado en Madrid y al que acudieron representantes del club, así como representantes de las federaciones de peñas y coordinadores de seguridad de la Policía Nacional?