El Sporting salió contestón. Con cinco defensas, pero descarado. Le duró poco el balón en un inicio en el que el Valencia asumió el deber del favorito. Los de José Alberto, sin embargo, jugaron bien sus bazas hasta el punto de sumar tres saques de esquina en poco más de diez minutos. Lo hicieron apoyados en un Robin Lod tan suelto como protagonista, en el demandado papel de futbolista desequilibrante que tantas otras veces acabó en actor secundario. El finlandés, con un recorte de futbolista caro, sirvió la primera ocasión con un balón que se paseó por área pequeña sin encontrar rematador ante el escalofrío de todo Mestalla.

El Valencia se puso entonces a mecer el partido, de banda a banda, con Parejo de jefe de maniobras. La horizontalidad se perdía en la búsqueda de Gameiro, siempre al filo del fuera de juego, o de Ferrán, veloz por derecha para ganar la espalda de Noblejas, pero precipitado, reflejo de muchos de sus compañeros. El Sporting siguió a lo suyo, descarado como Dani Martín pisándola ante la presión de Gameiro ante un pase atrás de Babin. A la media hora llegó la más clara, de color rojiblanco. Un medido centro de Molinero al corazón del área encontró la llegada desde segunda línea del emergente Lod. El finlandés buscó el primer palo para pillar a contrapié a Jaume. Lo consiguió, pero la pelota se le fue fuera por centímetros. El descanso llegó sin cambios en el marcador y con una sustitución en la prolongación. Pablo Pérez, lesionado, dejó su sitio a Traver. El brazalete de capitán lo heredó el mariscal del área, Babin. Silbidos para los locales. El partido estaba donde quería el Sporting.

Todo cambió en la reanudación. Rodrigo dejó su puesto a Santi Mina y el Valencia se fue arriba con todo. A los dos minutos, Cordero sacó en área pequeña un remate del vigués que se colaba. Con los de Marcelino a por todas, reclamando hasta al Var una mano de Molinero a centro de Kang In, a los 65 minutos, en medio del acoso en el que empezaba a convertirse la reacción che, Mina le ganó la espalda a Juan Rodríguez para cabecear picado un buen centro de Wass desde la banda derecha, carretera habitual del ataque. Ahí empezó la fiesta del gallego a costa de otro gallego, el central del Sporting.

La entrada de Djurdjevic dio para un disparo escorado que permitió estirarse a los rojiblancos hasta que Mina la volvió a cazar. Repitió capacidad de anticipación para hacer el segundo diez minutos después del primero. Ahí el partido se acabó para un corajudo Sporting y un Valencia con sed de más. Ferrán puso la puntilla a un minuto del final, en un cruel final al sueño copero de los rojiblancos. Espera otro tan bonito como ambicioso.