No hay más cera que la que arde y ante el Osasuna, el Sporting, a pesar de los sonados refuerzos de invierno, demostró que no tiene ni cera ni mecha. Eso sí: visto lo visto, y salvo mediar un milagro, la próxima temporada seguirá ardiendo en ese infierno que es para muchos esta Segunda División.

Se presentaban los rojillos (en esta ocasión vestidos de naranja) a El Molinón Enrique Castro 'Quini', inmersos en una gran racha de resultados, y con la posibilidad de acostarse como líderes provisionales, en el caso de lograr los tres puntos. Y así fue, merced a un gran partido, donde demostraron el motivo de la enorme diferencia de puntos entre ambos equipos, que ahora mismo refleja la clasificación.

Con las bajas conocidas de Babin y Carmona, ambos por sanción, José Alberto optó por dar entrada a Alex Pérez como acompañante de Peyrbenes en el centro de la defensa, mientras que Ivi López fue quien ocupó el lugar del mallorquín en banda derecha. De este modo, en el once titular que dispuso el Sporting, jugaron los dos extremos llegados en el mercado de invierno. Pero ni con esas pudo el equipo mejorar apenas, esa carencia de juego por las bandas que viene arrastrando desde el inicio de la competición.

Tras un primer cuarto de hora más o menos igualado, el Osasuna dio un paso al frente, adueñándose del balón, a pesar de los esfuerzos de un Cristian Salvador, que volvió a ser el mejor por parte de los rojiblancos.

Pasada así la media hora, el nerviosismo en las gradas tomaba forma en ese clásico 'runrún' que anticipa casi siempre lo que está por venir. Cierto que el Osasuna no había disparado aún entre los tres palos (el Sporting no lo hizo en los 90 minutos), pero se intuía el peligro en cada aproximación de los navarros.

Corría el minuto 36 cuando un balón centrado desde la banda derecha del ataque pamplonica, sin excesivo peligro en apariencia, acabó en saque de esquina, fruto de una mala coordinación defensiva por parte de la zaga local. Pero aún mayor fue el desbarajuste en el consiguiente lanzamiento de dicho corner. En él, los visitantes tocaron por tres veces el balón dentro del área pequeña sin oposición alguna, siendo Oier Sanjurjo quien de espectacular volea, mandase finalmente el balón a la red, y sin que Mariño pudiese hacer absolutamente nada por evitarlo.

Con sólo un minuto para el descanso, José Alberto se vio obligado a realizar su primer cambio, dando entrada a Cordero en sustitución de un lesionado Peyrbenes. No estaba ya siendo el mejor día para el central francés, quien sin duda echó en falta, al igual que todo el equipo, la presencia de Babin, hasta la fecha el mejor central de esta plantilla.

Se llegó de esta manera al descanso con ventaja mínima y merecida para el Osasuna, con un Rubén García en versión estelar; algo que el público presente supo reconocer, cuando el levantino fue sustituido en las postrimerías del encuentro, yéndose del césped entre una mayoría de aplausos frente a los escasos pitos.

Sirvió el intermedio para que José Alberto realizase su segundo cambio. El sacrificado fue precisamente el debutante Ivi López, dejando su lugar a Alegría. Con ello además el míster rojiblanco cambiaba su dibujo táctico, pasando del 4-3-3 (por momentos un 4-2-3-1) a un claro 4-4-2.

Fueron esos primeros minutos del segundo tiempo los mejores del Sporting, con mayor intensidad en su juego, aunque sin traducirse en ocasiones reales de gol. Pero al menos parecía que había esperanza para conseguir siquiera un empate. Pensar en una remontada se antojaba ya demasiado, para un Sporting que no le da la vuelta a un partido desde hace casi dos años.

Sin embargo, con el Osasuna agazapado y esperando una contra con la que rematar a su rival, ésta llegó en el minuto 69, en otra muestra más de la fragilidad defensiva sportinguista, que ante un pase horizontal y paralelo a la línea de fondo, se vino abajo como un castillo de naipes. Y es que fueron hasta cinco los jugadores rojiblancos incapaces de interponerse a un balón, que acabó por llegar a los pies de Torres, quien no desperdició el regalo fusilando casi a placer a Mariño.

Jarro de agua fría en toda regla para la parroquia local y frustración en los jugadores de José Alberto. Por si fuera poco, Djurdjevic, poco después, vio la que es su quinta tarjeta amarilla. No viajará por tanto a Las Palmas el próximo domingo.

En el minuto 75 hizo José Alberto su tercer y último cambio. Se fue a la ducha Hernán, dejando su lugar a un Lod, sin mayor trascendencia para el devenir del encuentro.

Tercera derrota pues para el Sporting de los últimos cuatro partidos jugados en casa. Números que hacen difícilmente creíble que este equipo pueda aspirar a ir más allá de esa posición en mitad de la tabla por la que ahora deambula. Pero ya se sabe que en esta afición, a pesar de los palos que lleva recibiendo en las últimas temporadas, lo que sobra es fe. Pero no estaría de más que de vez en cuando le diesen también motivos para ella. Frente a Osasuna, más bien pocos.