En un enfrentamiento donde los locales se jugaban prácticamente sus últimas posibilidades por salvar la categoría, mientras que el Sporting acudía con la clara necesidad de seguir recortando, o al menos de mantener la distancia con los puestos de playoff, la realidad fue que ninguno de los equipos se hizo acreedor a una mayor recompensa que la del punto que a la conclusión del mismo, ambos conjuntos sumaron a su casillero.

Un combate nulo se podría decir, empleando términos pugilísticos, marcado por la falta de pegada en ambas porterías y en general, por la ausencia de juego vistoso de cara al espectador.

Pero ya se ha repetido por activa y por pasiva, que a estas alturas de temporada, lo del juego queda relegado a un segundo término, primando por encima de todo el resultado. Y en ese sentido, habrá que esperar a que termine la jornada para valorar en su justa medida el punto sumado en tierras catalanas. De momento sirve para elevar a ocho jornadas las que llevan imbatidos los hombres de José Alberto, con un balance de 20 puntos de los últimos 24 en disputa.

En la alineación inicial que presentó un Sporting vestido de verde para la cita, no hubo lugar para ninguna sorpresa ni probatura. Tal y como estaba cantado, Canella e Ivi López fueron los elegidos para cubrir por banda izquierda las ausencias de Molinero y Aitor García. Unas bajas que se dejaron sentir, especialmente en el caso del interior onubese.

Comenzó el partido el Sporting con marcada intención ofensiva, pero sin embargo la mejor ocasión fue para el Nàstic, cuando aún no se había cumplido el primer cuarto de hora. Pareció acusar el cuadro sportinguista ese susto, porque de ahí al descanso decidió replegar filas, no saliéndose ni un milímetro del que viene siendo ese plan preestablecido por José Alberto, gracias al cual el equipo ha conseguido reengancharse con los resultados y de paso, con su exigente afición.

En ese sentido, el paso por los vestuarios no hizo que el conjunto sportinguista variase un ápice su disposición táctica. No hubo así ese otro paso, este hacia adelante, y que más de uno habría deseado, para irse con descaro a por los tres puntos en un estadio a priori propicio para ello.

Tampoco los cambios realizados por José Alberto, sirvieron para dotar al equipo de mayor mordiente. En un día donde ni Nacho ni Cofie estuvieron acertados, fue del ghanés la ocasión más clara para haber podido volver a sacar petróleo en mitad del desierto.

En realidad fue esta oportunidad de las pocas de las que dispuso el Sporting y llegó merced a un saque de esquina. El remate de cabeza del jugador africano, tras dejada de Uros, resultó demasiado centrado. Tanto el serbio como su compañero en el ataque, Alegría, tuvieron en Tarragona una tarde de lo más triste y gris, en consonancia con la meteorología, desabastecidos totalmente de balones con los que poder siquiera inquietar al rival.

Volviendo a las sustituciones, la de Carmona por Ivi cumplida la hora de juego, estaba más que cantada. Como el rendimiento del mallorquín si se le sigue confinando junto a la cal de una banda; y no digamos ya si ésta es la izquierda.

También se esperaba el recambio en el centro del medular, y como sucediese ante el Granada, otra vez el elegido fue Nacho Méndez. Con un cuarto de hora por delante (casi también como ante los andaluces), saltó así Cristian Salvador para reemplazar al canterano luanquín.

El último movimiento desde el banquillo fue la entrada al campo de Pablo Pérez por un dolorido Traver. Tuvo el jugador gijonés en sus botas una de las escasas contras claras de las que dispuso el Sporting en todo el segundo tiempo, reteniendo quizás en exceso el balón, con una evidente opción de haber abierto la jugada hacia la banda izquierda. La acción acabó sin embargo en una falta a favor, sin consecuencias en su posterior ejecución.

Fue por esa misma banda izquierda por donde Alegría en tiempo de descuento, falló en un pase atrás desde el interior del área. Hubiese sido ya la 'repera' el haber ganado un partido en el último suspiro, después de la victoria lograda la pasada semana, merced a un gol como quien dice, justo en el primer latido de corazón.

Imposible no recurrir en partidos tan insulsos como este, y a pesar de lo que se jugaban unos y otros, al típico tópico futbolero del "punto es punto". O a aquello de que habrá que "hacerlo bueno" el próximo domingo con una victoria en casa ante el Elche. Con 27 puntos aún en juego (3 seguros en la penúltima jornada), no es momento para hacerle ascos a un punto, por más que en las cuentas de la lechera, muchos sportinguistas hubiesen sumado los tres. Les toca ahora volver a rehacerlas. Pero seguro que el resultado final les seguirá saliendo el mismo. Así somos y así seremos siempre los sportinguistas.

Post Scriptum: este domingo El Molinón Enrique Castro 'Quini' será testigo de un momento histórico para el fútbol femenino y para el deporte en esta ciudad. No queda sino felicitar al club por haber apadrinado esta iniciativa, en un día tan especial precisamente para padrinos y ahijados. Solamente queda desear que no sea necesario como en el caso de la Fiesta del Bollu, esperar también un año para que lo que se ha anunciado como la fiesta del fútbol femenino, se repita.