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El Betis y el Sporting, una bonita historia de amistad

El sportinguismo venera al club verdiblanco tras intervenir en dos permanencias y un ascenso de los gijoneses

Los jugadores del Sporting celebran el ascenso a Primera en el Benito Villamarín en 2015. | LNE

Las restricciones de aforo en El Molinón impedirán que el Betis sea recibido como pocas veces un visitante en cualquier campo de España. El sevillano es un equipo hermanado con el Sporting por tres momentos que cambiaron el sino del club gijonés. Uno, ya lejano en el tiempo, retrasó un año la caída a la Segunda División a finales de la década de los 90.

SPORTING - BETIS

Los otros dos están tan cercanos que a pocos seguidores rojiblancos se le habrán pasado por alto porque fueron clave para que el Sporting de los guajes entrasen en la leyenda: un ascenso y una permanencia, en dos temporadas consecutivas, tuvieron mucho que ver con el Betis.

La rivalidad sevillana tuvo mucho que ver en aquel Betis-Sporting del 31 de mayo de 1997. El equipo de Miguel Montes visitaba el Benito Villamarín en plena remontada hacia la salvación, con el Sevilla como uno de sus rivales directos.

Así que en aquella primaveral noche sevillana, la afición bética lo tuvo claro: había que animar al Sporting. Los jugadores verdiblancos estuvieron condescendientes, salvo el guardameta Jaro, que retrasó la victoria hasta el minuto 56, cuando marcó Cheryshev.

Partido Sporting Betis

Desde entonces, el Betis fue bien recibido en El Molinón, pero se convirtió en un amigo para siempre el 7 de junio de 2015. Con el ascenso ya asegurado, y tras una semana de celebraciones, el equipo de Pepe Mel lo puso muy fácil para que el Sporting cumpliese con su parte y, con un contundente 0-3, traspasara toda la presión a su rival por la segunda plaza, el Girona. El gol de Caballero para el Lugo en los últimos minutos en Montilivi disparó las celebraciones en el Benito Villamarín, a las que se sumaron los seguidores béticos.

El destino quiso que apenas un año después, los caminos del Betis y el Sporting volvieran a converger, aunque fuera en la distancia. Abelardo y sus guajes necesitaban ganar en El Molinón al Villarreal de Marcelino, pero no era suficiente para amarrar la permanencia

. Una victoria del Getafe en el Benito Villamarín mandaba al Sporting de vuelta a Segunda División. Y de nuevo el Betis, que no se jugaba nada, hizo feliz al sportinguismo. El Getafe desaprovechó sus oportunidades en el primer tiempo y después penó con los goles de Pezzela y Rubén Castro, mientras en El Molinón se coreaba el “Viva el Betis manque gane”.

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