El bisturí: las claves del triunfo del Sporting frente al Málaga

Mariño intenta despejar un balón colgado en un córner.

Mariño intenta despejar un balón colgado en un córner. / Ángel González

Mario D. Braña

Paradón de Mariño y gol de Djuka, la fórmula del éxito

Paradón de Mariño y golito de Djuka. Es la fórmula del éxito del Sporting cuando el juego no da para más. Como ayer, en un partido que el Málaga controló con suficiencia, pero que se decidió como había anticipado su entrenador Sergio Pellicer, a favor del equipo más fuerte en las áreas. El conjunto andaluz confirmó su fortaleza fuera de casa y empezó con fuerza el partido, impidiendo al Sporting salir de su campo durante muchos minutos. En ese tiempo pudo adelantarse en el marcador cuando Rahmani conectó un cañonazo desde fuera del área que no se coló por uno de los ya habituales vuelos milagrosos de Diego Mariño. Ese paradón fue lo que permitió a sus compañeros seguir creyendo y ateniéndose al guión de David Gallego: solidez defensiva y paciencia para esperar su momento. Y ese momento acabó llegando poco después de la vuelta de vestuarios. Djuka, que no había tenido ni una opción de gol en el primer tiempo, estaba donde tenía que estar para embocar el centro perfecto de Guille Rosas. Quedaba la duda de su posición, pero el serbio celebró su decimosexto tanto convencido. Así se escribe la historia del Sporting esta temporada: Mariño lo para todo –ayer completó su tercera puerta a cero desde su reaparición– y Djuka marca goles con valor de tres puntos. Tras su triplete de Las Gaunas, un solo toque ayer supuso una nueva victoria, la octava de la temporada en el fortín de El Molinón.

Primera asistencia "profesional" de Guille Rosas

El covid-19 frenó en seco a Guille Rosas, que hasta el parón navideño había jugado doce partidos completos y se había adueñado del lateral derecho. El virus y el buen rendimiento de Bogdan en su ausencia le llevó a la grada cuando estuvo recuperado, frente al Castellón y el Cartagena. Pero en cuanto le llegó una nueva oportunidad, por una lesión del ucraniano, el canterano volvió como si nada hubiera pasado. Estuvo a gran nivel en Las Gaunas y ayer, tras un inicio de partido complicado, volvió a ser ese lateral rocoso, infranqueable para cualquier rival. Y, además, para coronar su gran noche, finalizó una internada por su banda, poco después del descanso con su primera asistencia como profesional para mayor gloria de Djuka.

El VAR saca de su error a De la Fuente Ramos

El sportinguismo se llevó un buen susto cuando, en el minuto 74, De la Fuente Ramos señaló el punto de penalti después de que Babin rechazase un remate del Málaga. Inmediatamente, el central se dirigió al árbitro haciendo el gesto del VAR, convencido de que no había cometido ninguna infracción. Efectivamente, Babin se lanzó con los brazos totalmente pegados al cuerpo, una impresión corroborada desde la sala VOR, donde Iglesias Villanueva acabó advirtiendo a su colega vallisoletano. Cuando De la Fuente Ramos aceptó la sugerencia estaba claro que acabaría reconociendo su error. Si hubo un poco más de suspense es porque en la jugada inmediatamente anterior el Málaga había reclamado un derribo casi sobre la línea de fondo. Al final, nada de nada. El Sporting respiró tranquilo gracias a una tecnología que, esta vez, hizo justicia.

Primera suplencia de Javi Fuego nueve partidos después

La suplencia de Javi Fuego fue la única novedad en la alineación del Sporting. El de Pola de Siero llevaba ocho titularidades consecutivas, pero en los dos últimos partidos había sido sustituido. La última vez que se quedó en el banquillo fue en la visita del Albacete. Finalmente, Gallego tuvo que tirar de su experiencia cuando, tras el 1-0, el Sporting perdió el control del partido. Javi Fuego entró por Pedro Díaz, que recibió en la banda una buena “galleguina” para corregir algunos desajustes que no le habían gustado.

El arranque de Babin que empezó a desatascar al equipo

Mediado el primer tiempo estaba el Sporting gripado, sin capacidad para acercarse siquiera al área de Dani Barrio, cuando Babin rompió el guión con una arrancada que sorprendió al sistema defensivo malaguista. El central superó incluso una tarascada antes de encontrar a Manu García en la frontal del área. El canterano tuvo que rematar apurado por la presión de los centrales, demasiado centrado, fácil para el guardameta gijonés del Málaga. Pero fue el inicio de la reacción rojiblanca, prolongado con dos cambios de juego que desahogaron al equipo. A partir de ahí, Babin destacó en su punto fuerte, en la defensa de su área, tanto por arriba como por abajo. Por ganar, ganó incluso la batalla de la tecnología, cuando el VAR demostró que había tomado todas las precauciones para no hacer penalti al pegar sus brazos al cuerpo.

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