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El protagonista del Sporting: ponga un Babin en su equipo

Excompañeros y extécnicos del central destacan tanto su nivel futbolístico como su capacidad para hacer grupo

Babin, a la derecha, en un partido con el Sporting en El Molinón. Juan Plaza

Entre los que le conocen bien, aquellos que compartieron vestuario con él, el veredicto es unánime: a todos les gustaría tener a un jugador como Babin en su equipo. Por sus virtudes futbolísticas, por un rendimiento regular y por unas condiciones personales que facilitan eso que se llama hacer vestuario. En el del Alcorcón, en el inicio de su etapa profesional en España, coincidió con dos exsportinguistas como Samuel Baños y Manu Fernández, que se alegran del buen momento del central francés. Al frente de aquel equipo estaba Juan Antonio Anquela, que resume su opinión sobre Babin con una confesión: “Cuando vine al Oviedo pedí su fichaje”.

“Cada día lo hace mejor y encima ha marcado un gol de valiente”. Es la valoración de Anquela tras ver el partido del Sporting el sábado en Albacete, en el que Babin resultó determinante. El entrenador andaluz, que ahora cumple su segunda etapa en el club madrileño, no sabe si poner por encima lo futbolístico o lo humano al hablar sobre el central del Sporting: “Es importante la seguridad que transmite a los demás, lo fácil que lo hace todo. Y en el vestuario es una persona excepcional. Buena gente, no, lo siguiente. Es un gran compañero”.

Lo corroboran dos de ellos, los exsportinguistas Samuel Baños y Manu Fernández. “Es una persona muy cercana, pronto se hizo querer en el vestuario”, dice Samuel, que coincidió con Babin en el Alcorcón en la temporada 2010-11. El guardameta Manu Fernández lo hizo en las dos últimas del defensa en el club de Santo Domingo antes de dar el salto a Primera División con el Granada. “Fue uno de los centrales con los que más me gustó jugar”, señala Manu, que enumera sus virtudes: “Es rápido, muy inteligente, no necesita abusar de su físico porque sabe colocarse muy bien, lo más importante a la hora de defender”.

Tras formarse en el fútbol francés, Babin llegó al Alcorcón procedente del Lucena, de Segunda B, y Anquela fue testigo de unos inicios que no resultaron fáciles: “Lo vi llorar como a un crío en el vestuario, en el descanso de un partido, porque había hecho dos penaltis. Eso demuestra el orgullo y el carácter que tiene. Nunca levantó la voz a sus compañeros”.

Samuel cree que a Babin le benefició el tipo de club que se encontró en Alcorcón: “Ya dominaba el idioma, pero al principio en el vestuario se le notaba un poco cohibido. Llegaba de Segunda B, de un equipo en el que había estado seis o siete meses sin cobrar. Se adaptó rápidamente porque en aquella plantilla había mucha gente que también venía de abajo”. Un par de años después ya tenía un estatus importante, como recalca Manu Fernández: “Hacía mucho grupo. Con ese físico tan fuerte puede parecer agresivo, pero es un tío encantador, un cacho de pan. Habla mucho con la gente y tiene liderazgo”.

“Es contundente, pero de duro no tiene nada”, reafirma Anquela, que recuerda las soluciones futbolísticas que le daba Babin: “Tenía un talento natural que poco a poco fue saliendo. Lo único que hicimos fue darle confianza. Llegué a ponerlo de lateral derecho y de pivote en el centro del campo porque saca el balón muy bien jugado. Cuando había un roto en el equipo, ahí estaba Babin”.

“Su único problema es que a veces se conforma con un poquito”, añade Anquela, que tiene una explicación para su fugaz paso por Primera División, tras dos temporadas en el Granada antes de recalar en el Sporting: “Me consta que aquel vestuario del Granada era difícil, complicado, y Babin es muy buena gente. Si no ves su sonrisa es que algo pasa. Al margen de que la Primera División es una categoría muy exigente”.

Anquela no demuestra su devoción por Babin solo con palabras. El entrenador no tiene problemas en reconocer que cuando fichó por el Oviedo, en el verano de 2017, fue uno de los primeros fichajes que pidió: “Cuando vi que en Gijón no estaban muy convencidos con él, que el Sporting no lo quería, dije que era un jugador muy interesante. Pero me contestaron que un vecino no podía venir a jugar aquí”.

Al actual técnico del Alcorcón le consta que ahora Babin está encantado en Gijón y en el Sporting, tras aquel paréntesis de un año en el Maccabi de Tel Aviv. “Es que Asturias, en todos los sentidos, futbolísticamente, también, es la leche. Mantengo el contacto con él y con su mujer. Tengo muchos hijos futbolísticos y uno de ellos es Babin”. Samuel Baños y Manu Fernández también han escuchado por boca del central francés que tanto él como su pareja se sienten muy integrados en la ciudad.

Con 34 años y contrato hasta el 30 de junio de 2022, en estos momentos no sería descartable que Babin cerrase su carrera futbolística en el Sporting. “Aquí encontró su sitio, la estabilidad que necesita cualquier persona”, opina Samuel, que apunta una de las claves del rendimiento sostenido del francés: “Es un tío que vive para el fútbol, muy profesional. También influye, por supuesto, la genética, y el físico es muy importante para competir en Segunda División. Además, se lesiona poco y se recupera en seguida”.

Anquela también está convencido de que hay Babin para rato: “Un defensa central como él, que se cuida en todos los aspectos, puede aguantar a este nivel otras cuatro temporadas fácilmente. Ahora los futbolistas lo tienen todo controlado, el descanso, la alimentación, no tienen un gramo de grasa”. Y de todo ello se pude beneficiar el Sporting por el estilo de juego que ha implantado David Gallego, analiza Samuel: “Babin es clave en la firmeza defensiva del equipo. Además, siempre se manejó muy bien con los pies y al Sporting le gusta iniciar el juego desde atrás, muchas veces por él”.

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