El Ayuntamiento de Gijón baraja varios emplazamientos para situar la estatua en honor al mítico jugador sportinguista Enrique Castro, “Quini”, fallecido en el año 2018. Entre ellas, frente a la puerta número 9 del estadio, así como otras en la avenida de El Molinón. Lo que sí está claro es que la idea consistorial, consensuada con la familia del exjugador rojiblanco, es que su escultura repose en los aledaños del estadio que lleva su nombre, como ya ocurre con la del exentrenador sportinguista Manolo Preciado.
Más dudas surgen en cuanto a los plazos. El deseo de la familia del fantástico delantero es que la estatua, que representará su icónica volea, pueda ocupar su posición definitiva ya tras el verano. Un marco temporal que parece escaso toda vez que el proceso constructivo de la efigie podría dilatarse hasta medio año, según explica su autor, el afamado escultor asturiano Vicente Santarúa. Lo que parece evidente es que, más pronto que tarde, Quini tendrá su estatua en Gijón.
“Si El Molinón es un templo, le falta la imagen de su dios”, resume Javier Grela, de la Asociación Cultura y Sociedad, impulsor de la idea y colaborador de la familia de “El Brujo”, que entiende que si el futbolista tiene que tener una estatua, esa tiene que estar innegociablemente en Gijón. Y que, además, el Ayuntamiento tiene que participar en ello. El gobierno local se está mostrando participativo en el proyecto, con varias concejalías –Deporte y Cultura– implicadas en él. Desde la familia se confía en que este mismo mes se pueda realizar ya una presentación institucional del proyecto. Además, ya se está buscando patrocinios para el mismo con diversas entidades bancarias, como la Fundación Liberbank.
Respecto al emplazamiento, únicamente piden “que sea un lugar digno para una figura importante no solo en el mundo del fútbol, sino también en la sociedad”. Sobre la mesa, varias opciones. La de situar la estatua junto a la puerta número 9, el número que lució Quini en el Sporting. O incluso en la avenida de El Molinón. No así sobre alguna de las rotondas de la zona, ya que estas desaparecerán a causa de las obras de peatonalización que se están realizando en el entorno del estadio.
Desde el equipo de gobierno local, el concejal de Deportes, José Ramón Tuero, aseguró que “está todo aún en ciernes, estamos teniendo unas primeras conversaciones”, pero dejando claro que “vamos a apoyar el proyecto”. Así, explica que “no se ha decidido aún la ubicación, que se pactará con la familia”. Además, Tuero adelantó que el Ayuntamiento colaborará económicamente, pero hará falta la presencia de fondos privados para acometer su construcción.
Mientras, Vicente Santarúa sigue trabajando en su estudio junto a su hijo Samuel. Ahora, centrado en las orejas y el pelo de “El Brujo”. “Queremos representar un Quini de la época gloriosa”, explica el progenitor: “mi misión es que tenga vida”. La escultura, realizada en escayola dura, será a tamaño un poco mayor que el natural. La idea es que el proceso creativo pueda finalizar en unos cuatro meses para después mandar a la fundición, donde se realizará en bronce marino. En total, alrededor de medio año. El proceso creativo, aseguran, comenzó en los años noventa, a petición de un directivo del Sporting. “Empezamos la idea sin saber si se iba a hacer”, explica Santarúa, “siempre con el máximo respeto a la familia y hablando con ellos”.
Además, Quini cuenta ya con una estatua. La realizada por Tato Estrada, hijo de Alberto Estrada, en el año 2008, con el beneplácito de “El Brujo”, que estuvo presente en su proceso de construcción y se fotografió varias veces junto a ella, según remarcan los Estrada. “Estaba encantado con ella, llamaba ‘Picasso’ a mi hijo”, explica Alberto Estrada, que asegura que su idea surgió en aquella época con el apoyo de “gente del fútbol” como los exrojiblancos Claudio y Cundi. La figura, realizada en terracota a tamaño real, aseguran que “está lista para colocarse donde quieran” o incluso ampliarla y recubrirla de otro material. Sus creadores apuestan por colocarla “en los alrededores de El Molinón, en el parque de los Hermanos Castro o frente a la puerta nueve, que es donde más le gustaba a Quini”.
