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El partido del otro Rosas, en una cafetería de Lugo: así vivió el partido del Sporting el primo del lateral

Pablo Arrojo sufre con los rojiblancos en un cafetería de Lugo tras no poder hacerse con una entrada

Pablo Rodríguez y Pablo Arrojo LNE

Habrá quienes crean que el viaje de Pablo Arrojo Rosas (Gijón, 29 años), primo de Guille Rosas, fue en balde. Porque este informático se levantó a las siete de la mañana para subirse a un autobús y desplazarse a tierras gallegas con el ánimo de apoyar al Sporting en el Anxo Carro. Todo se torció antes de tiempo. Porque otro amigo se había comprometido a ir, y como ninguno era socio decidieron que la mejor idea para sacar la entrada desde Gijón era aguardar a que el club las pusiera a la venta para aquellos que no eran socios el miércoles. A Pablo se le olvidó el empuje de la Mareona, que en apenas cinco horas agotó el papel. Y, claro, se vio en una encrucijada: ir o no ir a Lugo aunque sea sin entrada. Y vaya que sí fue.

Pablo Rodríguez y Pablo Arrojo Rosas se lamentan de un error del Sporting. | A. Menéndez

En buena parte porque en Lugo le esperaba otro Pablo. El Rodríguez. Un exiliado ovetense pero aficionado del Sporting que se gana la vida como informático en Lugo. Y qué mejor excusa, pensó Arrojo. “Decidí venir igualmente”. Los dos acabaron en un vaciado bar de la ciudad gallega, a algo más de un kilómetro del Anxo Carro. No lo sabía ninguno antes de salir de casa, pero el reto de encontrar un sitio en un local, y que éste además televisara el partido no era nada sencillo.

Cerca del Anxo Carro resultaba imposible encontrar un sitio donde echaran este Lugo-Sporting. Los alojamientos hosteleros eran un espacio para que los seguidores de ambos clubes amenizaran la previa, y el pospartido. “Claro que habría prestado ir al campo”, se encoge de hombros Arrojo, primo segundo de Guille Rosas.

Los Pablos se fueron a comer por el centro, pero después se alejaron y mucho del campo, porque pasaron por casa de Rodríguez, que reside en Garabolos, un barrio al norte de Lugo. Y tras intentar sin éxito hacerse con una localidad, se acercaron a los aledaños del Anxo Carro para seguir el partido desde un bar. A la hora del choque, como la inmensa mayoría de locales por las inmediaciones, el bar tiene apenas una decena de seguidores. Y a casi todos les interesa entre poco o nada el partido. Menos a un pequeño grupo de aficionados lucenses, rezagados, que bromean al encontrarse con el parecido de otro seguidor del Sporting con Manu Barreiro. “¡Eres Manu Barreiro!”, decían. Y el seguidor, reía. Los Pablos se quedaron ya “solateras” al comienzo del encuentro. “Vamos, vamos”, vitoreaba Arrojo al momento de la ocasión de Djuka. Cualquier palabra, por bajita que fuera, retumbaba en el bar. El silencio chocaba con el bullicio emitido en el abarrotado de gargantas rojiblancas Anxo Carro. Hasta que llegó la desgracia.

–No, hombre, no. ¿Pero qué haces, Bogdan?

Chris Ramos entraba con la pelota en portería. De repente, se escuchó casi un absurdo “gol” de un varón apoyado en la barra del bar que se confesaba fan del Barcelona, pero que hoy, como buen anfitrión al que tampoco le va la vida en el fútbol, apoyaba a su equipo, pero también deseaba suerte al contrario. “Pero meu amigu, espero que el Sporting suba este ano”, dijo este desapasionado testigo casual. Los Pablos hablaron después de sus cosas. Porque el Sporting de Gallego no reaccionaba, y el tiempo se iba agotando.

–“Mi madre, Pedro, ¿pero cómo tiras así la falta?”

A todo esto, las calles de Lugo a las siete y media parecían semidesiertas. Hasta la ocasión de Djuka. Llegó el “qué parada” de ambos. Y el “¡¡gooooooool!!”, “¡¡goooool!!”, al menos dos veces, de Bogdan, el protagonista del día sin duda.

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