El bisturí

La contacrónica del derbi en clave rojiblanca: Hassan, el partido de los precavidos y un Guille de pelotas

El francés hizo el único tiro entre palos de todo partido, Cote tuvo la otra más clara y Campu y Cali se estrenan

Hassan conduce el balón con Abel Bretones detrás. | Irma Collín / Luis Murias

Hassan conduce el balón con Abel Bretones detrás. | Irma Collín / Luis Murias / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Volvió al Sporting a la defensa de cinco, la de tantos días de apuros la pasada campaña, la que nunca se había estrenado este curso de inicio. Jugar fuera, perder a Djuka y tener al Oviedo enfrente, eran suficientes motivos. Si los derbis de los últimos años han sido partidos marcados por planteamientos defensivos, el de esta campaña llevó la premisa al extremo. Por ambas partes. Lo sorprendente fue ver al Sporting interpretar de principio a fin ese papel sin los despistes ni las concesiones de otras veces ante un rival acostumbrado a vivir cómodo en este tipo de escenarios. Volvió a ser un derbi feo, aburrido y con prácticamente nada de fútbol, pero lo poco que hubo que llevarse a la boca cayó del lado rojiblanco. Hassan hizo el único disparo del partido entre los tres palos. Todo un resumen de lo visto en el Tartiere. Fue un gran contragolpe compartido con Otero y también la ocasión más clara de la primera parte. José Ángel tuvo la más clara de la segunda. Queipo buscó puerta primero y acabó estrellando el balón en un defensa. El gijonés aprovechó después para ajustar con derecha en exceso. Si llega a poder encañonar con la izquierda, igual el partido era otra historia. Es a lo poco a lo que pudo agarrarse el sportinguismo en el derbi del miedo a perder. El Oviedo, por evitar agravar una racha sin victorias que tras este empate le mantendrá en la cola de la clasificación. El Sporting, por demostrar que algo está cambiando, aunque sea en pequeños detalles. Porque ahora, saber jugar los derbis, es esto.

Guille Rosas, a tope en su vuelta a la titularidad

Fue uno de los protagonistas del Sporting desde el principio hasta el final. Guille Rosas regresó a la titularidad en la visita al Tartiere dentro de las tres novedades del once, completadas por Fran Villalba y Jonathan Varane. Actuó de carrilero, posiblemente en el puesto donde mejor explota sus cualidades. Atacó con cierta libertad añadida y menos obligaciones, o al menos consecuencias, a lo que podía suceder a su espalda. Estuvo impecable en lo defensivo y estiró al equipo en varias fases de un encuentro absolutamente encorsetado. Tuvo un acierto más, el de evitar caer en las provocaciones rivales. Impulsivo por naturaleza, en una semana en la que sus declaraciones en torno al derbi hizo hasta salir a responder a David Costas, su juego y actitud acabó en desesperación, pero del bando azul. Especialmente de la grada, que la tomó con él cada vez que se acercaba. Sus intentos de sacar de banda mientras llovían las cartulinas del tifo carbayón hechas una bola fue una de las imágenes del día. El rival subrayó así su protagonismo. Se estrenaron también Cali y Campuzano. El central argentino disputó sus primeros minutos de la temporada después de tener la puerta abierta para marcharse y estar a punto de hacerlo a Santos Laguna. El delantero catalán relevó a Juan Otero, por delante de Esteban Lozano y Jeraldino, tras no ir ni citado en las cuatro primeras jornadas para animarle a buscarse otro equipo. Entonces quedaron claras las preferencias del club, ahora quedan también claras las del entrenador para buscar relevo en el ataque. Aplauso merecen quienes se quedaron fuera de la convocatoria y acompañaron al equipo, igualmente, al Tartiere. Especialmente, Bamba, lesionado de larga duración y uno más desde que el equipo se subió al autocar en Gijón. El mismo apedreado a la entrada de Oviedo en un hecho lamentable.

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