La intrahistoria de los últimos catorce días del final del Mundial: el problema del cómo y el cuándo

La ambición de Orlegi por convertir Asturias en sede acaba en fractura en medio de las dudas de Principado y Ayuntamiento de Gijón

Carmen Moriyón saluda Adrián Barbón ante Alejandro Irarragorri y David Guerra. | LNE

Carmen Moriyón saluda Adrián Barbón ante Alejandro Irarragorri y David Guerra. | LNE / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Todos lo veían venir. El problema era el cómo y el cuándo. De ello se encargó el Ayuntamiento de Gijón, poniendo fin a diecinueve meses de aventura para convertir a "Asturias 2030", o sencillamente a El Molinón (depende del contexto o los colores la utilización de uno u otro), en sede del Mundial que organizarán España, Portugal y Marruecos. Lo iniciado por Orlegi nada más adquirir el Sporting en 2022 en un indudable gesto de ambición, acabó sin rematarse con acusaciones cruzadas entre gobierno municipal –renovado en este proceso, al iniciarse con PSOE y finalizar con Foro y PP– y el dueño del club rojiblanco. El Principado, tercer pilar del proyecto, viviendo el último capítulo de espectador. El detonante, los requisitos FIFA, documentos en los que el Consistorio y el grupo mexicano discrepan hasta en el día en el que se empezaron a poner sobre la mesa para firmarse. Así estalló todo, entre una intensa mar de fondo.

La fría firma del protocolo de intenciones entre los tres principales actores de "Asturias 2030" ya retrató la salud de la candidatura tan sólo catorce días antes de que todo saltara por los aires en una reunión en El Molinón. Las dudas de unos y otros ya eran difícilmente disimulables. Habían sido semanas de llamadas y mails cruzados que siempre terminaban sin respuestas concretas, sin certezas. Hasta había costado encontrar un día para reunir a Adrián Barbón, Carmen Moriyón y Alejandro Irarragorri para poner foto y oficialidad a lo que previamente se había aprobado en cada uno de sus respectivos despachos. El Sporting, como otras veces, parecía el único en querer darle velocidad, pero los "problemas de agenda" llevaron a esperar más de lo previsto para escenificar un acuerdo exigido por la Federación Española. Prácticamente no comprometía a nada. Diferente era el caso de los requisitos FIFA. Al menos, a ojos del Ayuntamiento. Ahí todo se multiplica.

El Consistorio asegura haber conocido el contenido de los requisitos FIFA a las ciudades anfitrionas tras la firma del protocolo de intenciones, es decir, a partir del 8 de febrero. De hecho, se argumenta que se quiso esperar a la disputa del derbi para trasladarlo al resto de grupos municipales. El Sporting, sin embargo, sitúa la fecha en la que se trasladó la documentación casi un mes antes, con registro de envío incluido. Concretamente, el 14 de enero. Fuera como fuese, llovía sobre mojado. Gijón ya había empezado a sonar desde Madrid como una sede muy cogida por pinzas (mucho más tras la salida de Rubiales de la Federación) y entre otras cosas, a Moriyón no le salían las cuentas, sensación que también dejaba entrever el Principado en el entorno político. Incluso después de ver cómo el proyecto de Orlegi para El Molinón, la joya y gran llave para ser sede, había pasado de 300 a 150 millones de euros en apenas unos meses. Proyecto, por cierto, que se había presentado en privado en la sede del gobierno regional el pasado mes de diciembre. Por el medio, diseños que habían incluido hipotéticos desarrollos urbanísticos para incomodidad generalizada. ¿Especulación? ¿Concursos? ¿PGO? Muchas preguntas. La constante era, desde el inicio, que quien marcaba el ritmo era Orlegi. La dinámica, sin embargo, erosionaba más y más las relaciones entre club y administraciones.

Volviendo a febrero. Mientras el Sporting intentaba apretar para sacar adelante lo más inmediato, los requisitos FIFA, la Alcaldesa respondía con la necesidad de dejar claro a qué tocaba cada uno. Después, ya se vería. En el camino, otras cuestiones de calado: ¿Cómo responder a los bajos comerciales adjudicados hasta 2050? ¿Quién se encargará de abonar el lucro cesante en la reforma de El Molinón?. Todo en el aire. En las conversaciones, Zaragoza como uno de los ejemplos: 150 millones repartidos a partes iguales entre gobierno regional, ayuntamiento y club. Alejandro Irarragorri jugó entonces con las palabras: "Si hay sede, hay financiación, y si hay financiación, hay sede". Más ambigüedad, se interpretó. A nivel interno, el club rojiblanco insistió entonces en que los tiempos ahora no eran esos, que para concretar la financiación quedaba el mes de marzo, el margen ofrecido desde la Española. Orlegi había echado ya mano de la consultora KPMG para cuadrar números y buscar inversores, también recurrido a socios como Basagoiti –quien estuvo reunido el pasado diciembre con algún político destacado en el ayuntamiento gijonés– y esperaba por un informe completo de la Universidad de Oviedo (al que se sumó KPMG) para ajustar números. El viernes 23, último día para firmar requisitos. Y un día antes, convocatoria de reunión en El Molinón para intentar desbloquear la situación.

Tensión. Un invitado a la mesa, la Federación Española. El Principado, ausente por problemas de agenda. El Sporting, consciente de que es un "match ball" para seguir en la carrera para el Mundial. El Ayuntamiento, con sensación de encerrona. Aparecen las conclusiones previas del informe de impacto económico, previsto al completo para marzo. Se señala que está sin firmar. La Española asegura que los compromisos FIFA no son vinculantes hasta estar adjudicada la sede. El Consistorio lo rebate con informes de asesoría jurídica y Secretaría General. Jesús Martínez Salvador y Ángela Pumariega se van sin responder a si habrá o no firma. Carmen Moriyón es informada. Decisión salomónica. Y entonces, guerra de comunicados. Del "cheque en blanco con dinero público" con el que el Ayuntamiento define la sensación de su relación con Orlegi, al desmentido de los mexicanos recordando que la financiación "es cosa de tres" y el capital azteca ha contribuido en los últimos dos años a intentar levantar la ciudad e incluso la región. Moriyón se reservó la última palabra: "Mi forma de ser valiente es no jugar, ni especular, ni dilapidar el dinero de los gijoneses". Decepción de unos y otros. La consecuencia de intentar atraer un Mundial a Asturias: una brecha profunda.

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