Tomás Rodríguez Villar, más conocido como "Tomasín", apura sus últimos días en prisión. El próximo 31 de octubre cumple los seis años de prisión a los que le condenó la sección segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo por el homicidio de su hermano Manuel Rodríguez Villar, en la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre de 2011, en una cabaña de la aldea tinetense de La Llaneza. Aunque podría estar disfrutando de permisos, e incluso haber sido excarcelado desde hace más de un año, "Tomasín" no tiene intención de abandonar la prisión hasta que no se lo ordene la autoridad penitenciaria. En la cárcel parece haber encontrado el calor humano que le faltó fuera.
El letrado que defendió a Rodríguez Villar, Manuel García García-Rendueles, le visitará estos días para preguntarle por su planes e intentar convencerle de que no agote los seis años. El abogado se mostró convencido de que el tinetense, sobre el que han corrido ríos de tinta, saldrá a la calle antes del 31 de octubre.
Será el momento en que comience el resto de la vida de "Tomasín", una vez pagada su deuda con la sociedad. Fue un auténtico fenómeno social, no solo por las circunstancias del crimen, sino por la huida que protagonizó durante dos meses por el monte. En la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre de 2011, "Tomasín" disparaba a su hermano dos balines caseros con una destartalada carabina. El arma fue suficiente para acabar con la vida de su hermano Manuel, que recibió los impactos en la frente. Así terminaba una historia de enfrentamiento cainita entre dos hermanos.
La Guardia Civil no descubrió el cadáver hasta dos días después. Y también el arma. A lo largo de septiembre y octubre de 2011 puso en marcha la llamada "operación Altasierra", con agentes apostados en el monte. "Tomasín" burló a los agentes yendo a comprar a un super de La Espina (Salas). Desde allí regresó a La Llaneza en taxi. La Guardia Civil redobló a partir de entonces los esfuerzos para detenerle. Finalmente fue detenido o más bien se entregó a los guardias. En el monte había vivido en cuevas y en el interior de un coche abandonado, en condiciones precarias.
El juicio se celebró en febrero de 2014, y el jurado se decantó por considerar a Tomás Rodríguez Villar culpable del homicidio de su hermano y de tenencia ilícita de armas. No obstante, el tribunal también estimó que su hermano le había acorralado en la desvencijada chabola en la que vivía y que había actuado en legítima defensa. Días después, la sección segunda de la Audiencia le condenaba a seis años.
La estancia de Tomás Rodríguez en la prisión de Asturias fue para él un bálsamo. Por fin pudo normalizar su vida. Ha residido durante estos años en la enfermería y llevado un huerto en uno los patios de la prisión, sin que haya protagonizado incidentes conocidos. Ahora regresará presumiblemente a La Llaneza. Tomás ha heredado los bienes de su padre, fallecido a principios de 2013. En Tineo le quedan algunos familiares. No ha aclarado si volverá al lugar de sus pesadillas.
