La Policía encontró el cadáver de Yana Rose, una mujer norteamericana de 40 años, enterrado a un metro de profundidad en una antigua finca muy cerca del Hospital de La Ribera, en Alzira (Valencia), el 21 de enero de 2022. Unas semanas antes, la mujer había llegado a España como última parada de un viaje de placer que estaba realizando con su marido, Michael Martin Hoseyni, dueño de un taller de coches en Denver (Estados Unidos).

Dos años después de descubrir su cadáver, los forenses no logran averiguar la causa de la muerte, según ha sabido CASO ABIERTO, canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.

En una cárcel española

El marido de Yana, Michael Hoseyni, fue detenido por homicidio una semana después del hallazgo del cadáver de su esposa. El hombre viajó voluntariamente desde Estados Unidos, adonde había regresado tras, presuntamente, cometer el crimen y enterrar el cuerpo de su mujer. Desde entonces está en la cárcel de Algeciras. Y allí seguirá. El jueves 25 de enero, el juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Algeciras dictó un auto por el que se le prorroga la prisión preventiva durante dos años más, a la espera de que concluyan las pesquisas.

La minuciosa investigación de la Policía Nacional, en la que han participado el Grupo de Homicidios de Valencia, el de Algeciras y la Unidad Central de Desaparecidos, ha permitido reconstruir las huellas en España de Hoseyni y su mujer. Tras pasar por Croacia, Italia y Francia, ambos llegaron a una urbanización de lujo en Sotogrande (Cádiz) para pasar unos días de la Navidad de 2021.

Ella tenía previsto luego viajar a Valencia para encontrarse con unas amigas rusas a las que había conocido por Internet. Fue una de esas mujeres la que denunció su desaparición. Desde Estados Unidos, la madre de Yana también dio la voz de alarma; primero, obviamente, al marido de su hija.

Una discusión y adiós

Hoseyni sostuvo entonces que había discutido con su mujer y que ella se había marchado libremente del apartamento de Cádiz. Que no había vuelto a saber de ella. Los policías recuperaron los mensajes de whatsapp que envió a los familiares de la desaparecida en los que les daba largas y restaba importancia a su ausencia.

La policía recuperó también unas imágenes que fueron grabadas por una cámara de seguridad cerca del apartamento que habían alquilado en la urbanización gaditana. En ellas se ve a Hoseyni arrastrando por los tobillos el cuerpo de su esposa y metiéndolo en el maletero de su coche hacia las diez de la noche del 26 de diciembre. Poco después, el hombre se fue de Cádiz y ya no utilizó el apartamento, que tenía reservado un día más.

El marido de Yana viajó más de mil kilómetros con el cadáver de su esposa en el maletero, desde Cádiz hasta Tarragona. Por motivos que se desconocen, allí dio la vuelta y regresó hacia Valencia, donde la enterró

Según las investigaciones, Hoseyni viajó más de mil kilómetros con el cadáver de su esposa en el maletero y llegó hasta Tarragona. Por motivos que se desconocen, entonces decidió volver hacia el sur de España. En ese viaje de vuelta llegó hasta Alzira (Valencia), donde se alojó en otro hotel la noche del 26 al 27 de diciembre.

El rastreo del recorrido del coche de alquiler, que llevaba un geolocalizador, indica que el hombre acudió aquel día cuatro veces a una zona de monte detrás del hospital de La Ribera. La policía localizó y recuperó el cadáver de Yana Rose enterrado muy cerca de allí, a la puerta de un palacete abandonado en el camino de Torretxó.

Los investigadores recuperaron posteriormente otra grabación de la cámara de una ferretería en la que se ve a Hoseyni comprando dos palas, un hacha, unos guantes y un cúter.

Yana Rose murió en un apartamento en Sotogrande (Cádiz), durante la Navidad de 2021. CASO ABIERTO

Tras dejar el cadáver enterrado, el hombre siguió ruta y salió de España hacia Milán, en Italia. Allí dejó el coche de alquiler, un BMW, y el 11 de enero de 2022 tomó un avión de vuelta a Estados Unidos, donde se enteró del descubrimiento del cadáver de su esposa y de que estaba siendo buscado por la policía española. En el coche, los análisis de la Policía Científica encontraron restos de ADN y arena similar a la del terreno de Alzira donde enterró el cuerpo de su mujer.

Malos tratos

El FBI colaboró con la policía española. Comunicó que el hombre había protagonizado un episodio de malos tratos contra su mujer en el pasado. El primer informe forense sobre el cadáver de Yana Rose reveló que tenía un fuerte golpe en la cabeza. Después de ser detenido, la jueza ordenó que Hoseyni ingresara en prisión.

Pero dos años después no se ha podido determinar la causa concreta de la muerte de Yana Rose. Los forenses que han examinado el cuerpo descartaron como la causa ese golpe en la cabeza, que fue postmortem, posiblemente producido al sacar el cadáver del apartamento y meterlo en el maletero. Los investigadores reconstruyeron la escena utilizando a una mujer policía como víctima y concluyeron también que el golpe pudo producirse al sacarla ya muerta del apartamento.

Lo que no ocurrió

Los peritos no han llegado a ninguna conclusión sobre cómo murió la mujer, no existe causa de la muerte, ni siquiera se ha afirmado que fuera una muerte de "etiología homicida". Solo se sabe lo que no ocurrió. Yana no fue asfixiada, ni tiene heridas de armas de ningún tipo. Los análisis toxicológicos han revelado que tampoco fue envenenada. No hay en su cuerpo rastro de venenos. Los forenses sí encontraron varios hematomas en la piel de la mujer que podrían ser "compatibles" con heridas causadas por otra persona, pero ninguna era mortal y los análisis histopatológicos tampoco pudieron certificarlo. Los investigadores han barajado incluso que Yana Rose pudiera haber fallecido por asfixia durante una práctica erótica de riesgo.

Desde su celda en la prisión del sur de España, Michael Hoseyni guarda silencio. Sabe que en su estado, en Colorado, le esperaba la amenaza de una cadena perpetua. En España no puede irle peor. Quizá por eso, cuando ya había conseguido huir y regresar a su país, cogió un avión de vuelta, cruzó el océano y se entregó en Madrid.