El Gobierno ha preacordado la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta 900 euros/mes. En este foro, trataré de demostrar, partiendo del respeto total a quienes se posicionan en contra de esta medida, que no hay argumento científico alguno que pueda sostener con rigor sus postulados; únicamente argumentos subjetivos e ideológicos.

En primer lugar, conviene hacer una precisión importante: los salarios a los que va a efectar la subida del SMI no incrementan el gasto, pues no se van a pagar con el presupuesto, sino que lo van a sufragar las empresas y concretamente, en casi su totalidad, las pymes, pues los trabajadores del resto de las empresas perciben salarios superiores al SMI. Al contrario, se elevará la recaudación de la Seguridad Social pues al subir el salario lógicamente también lo hacen las bases de cotización y, por tanto, las cuotas; así como el IRPF y el IVA.

La realidad es que la subida estimulará el empleo; incentivará la contratación, el consumo, y la productividad; no fomentará la economía sumergida y el fraude a la Seguridad Social; y mejorará la satisfacción y el reparto de la prosperidad. La mejora del poder adquisitivo de la clase media y trabajadora, estimula el consumo y la demanda agregada de las familias de los productos del negocio y el tejido local; el empleo lo genera la actividad económica, los negocios locales no despiden y cierran porque los salarios son elevados sino porque no venden. Según el Instituto Nacional de Estadística para el 94% de las empresas su problema para contratar no es el coste laboral sino que no necesitan trabajadores, porque no venden, y no tienen que producir; tan sólo para un residual 3%, la causa por la que no contratan son los costes laborales.

El margen del empresario sobre el coste marginal de productividad en relación con lo que produce y lo que cuesta el trabajador/hora es del 57%, de los más competitivos de la UE; mientras un español tiene un margen de 17 euros/hora, Alemania 12 euros/hora.

El Instituto del Mercado Laboral (IAB) ha hecho un estudio en Alemania sobre el efecto de la aplicación del salario mínimo introducido en 2015. Según el informe presentado, el SMI de 8,5 euros/hora provocó un aumento promedio del 4,8% en los salarios, lo que afectó al empleo en un 1,9% (es decir, si no se hubiese introducido el SMI, la tasa de empleo sería un 1,9% inferior).

No obstante, es de esperar que como en la anterior ocasión se establezcan cautelas a modo de premisas macroeconómicas, como que el incremento del Producto Interior Bruto ha de ser superior al 2,5% y los afiliados a la Seguridad Social han de ascender a más de 450.000 personas, cifras que son perfectamente asumibles según todos los vaticinios económicos.

Todo eso sin olvidar que los trabajadores tienen derecho a un salario digno -y menos de 900 euros/mes no lo es- y un país como España no puede permitirse la indecencia de tener las cifras actuales de trabajadores pobres. España es el país europeo de la OCDE con más trabajadores pobres. En el ránking de porcentaje de trabajadores pobres, -que la OCDE entiende como la masa laboral que recibe menos del 50% del salario medio del país-, España obtiene la peor posición de todos los países de la UE, con el 14,8% de sus trabajadores por debajo de ese umbral. Empeoran esa proporción sólo cinco estados extracomunitarios: China, India, Costa Rica, Brasil, Turquía y México. Según datos de Eurostat para 2016, España es el tercer estado europeo con más trabajadores en riesgo de pobreza, el 13,1%, sólo por detrás de Rumanía y Grecia.

Así, la Carta Social Europea establece que el SMI de los estados que pertenecen a la UE debería ser de, al menos, el 60% del salario medio. Sin embargo, para alcanzar ese %, el SMI debería llegar a 1.126 euros/mes, con lo cual aún se va a quedar bastante alejado de esta cifra. España tiene el cuarto menor SMI de la UE en relación con el nivel de productividad mientras que en los países prósperos de la UE es de 1.800/1.400 euros (Alemania, Francia, Gran Bretaña).

Por último, el SMI sólo tendría efectos apenas sobre un 3% de los trabajadores si bien es cierto que es razonable y lógico que despliegue un alcance en cadena en la negociación colectiva o de empresa para la subida de salarios en otras empresas, lo cual ya se circunscribe a la libre autonomía de las partes en las relaciones laborales.

Además queda totalmente justificada y amparada por los bajos salarios, en general, la precariedad en España, y las actuales cifras de bonanza macroecónomica y despegue después de una crisis que pagaron los trabajadores a pesar de no ser ellos los que la causaron. Es de justicia social que, por fin, sean éstos los que empiecen a notarlas. Sin olvidar razones como el cambio de modelo económico, ya que España debe progresar y avanzar hacia un modelo económico competitivo en calidad, eficiencia, valor añadido, diferenciación, I+D+i, formación... y no únicamente en costes laborales.