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Desde la Meseta

Certificados médicos

Cuando uno era pequeño, de aquella, la tarjeta del padre o de la madre servían como disculpa si uno faltaba a clase, que generalmente solía ser por enfermedad. De niño las dichosas anginas solían ser las causantes de nuestras ausencias. Si la enfermedad era más grave y el tiempo se dilataba, un certificado médico sustituía a la casera tarjeta familiar, que no precisaba que fuese oficial, ya que para ser oficial era necesario comprar el documento en la farmacia. Hoy no lo sé si se siguen adquiriendo en las boticas y después se pasa al médico correspondiente para que lo rellene.

¿Y por qué viene todo esto a cuento? Muy sencillo. Con los barullos en que anda metida Cristina Cifuentes, este pasado martes debía de presentarse en uno de los Juzgados de la Plaza de Castilla, de Madrid, y como, según parece, tenía una fuerte jaqueca o migraña, no se presentó ante el tribunal correspondiente, enviando un certificado médico que mostraba tal dolencia.

Mas en esta ocasión, la juez de su tribunal no debió de creer aquello de la migraña y envió a su domicilio, claro, al de Cristina, a un médico forense para que verificase tal dolencia, no sea que la Cifuentes estuviese por ahí a picos pardos, porque tantas mentiras contó en éstos últimos meses que ponía en duda una verdad a medias. Los que padecimos migrañas o jaquecas sabemos sobradamente cómo son este tipo de dolencias. Yo me quedaba pálido, me dolía el cuello, vomitaba, me molestaba la luz y todo aquello podía durar uno o dos días: era terrible. Cuando llegué a "vieyu" y me jubilé fueron desapareciendo aquellos terribles males que, sin pastillas u otros productos farmacéuticos, se los llevó el diablo. Así que, cuando la Cifuentes llegue a vieja, no precisará llamar al médico ni que la visite el forense para certificar su dolencia, esperando, asimismo, que le acaben los pleitos y denuncias por su comportamiento.

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