El mes por excelencia vacacional está dando los últimos estertores por nuestra Asturias, donde hubo que llevarlo con cierta dosis de paciencia, ya que resultó un tanto atípico, cosa habitual por estos pagos. Quedan ya pocos días para que una buena mayoría, en la que muchos les gustaría estar incluidos en ella, se vayan preparando para la rutina de volver al trabajo. Vienen días de adaptarse a lo que toca, preñados de la nostalgia de playa, chiringuito, tapas y cervecita bien fría. No queda otro remedio que pesarlo en la balanza de lo positivo, pues somos poco propensos en pensar en los que no tuvieron esa suerte.
Existen también "personajes" que aburren con el "tremendo estrés" que les supone la vuelta a la realidad. Puro refalfiu diría uno, pero? Más que preocupación por todo ello, dado que los más quejicas son los que su trabajo burocrático lleva incluido salidas a tomar el cafelito, varios pitillos, leer la prensa, y cambiar a lo largo de la mañana impresiones con los compañeros, va a ser comprobar en sus tarjeta de crédito las alegrías que se tomó en su periodo vacacional.
Siempre quedará aquello tan habitual de "que me quiten lo bailao", pero los nudillos de septiembre ya repican en la puerta de todos, y no hace falta decir los peligros que este mes conlleva, y mucho más con la faltriquera agujereada. Como esta vida son cuatro días justos, y a veces ni eso, justifica alguno, no seré yo el que diga que no tienen razón, e incluso son más felices que la más media, y si vienen mal dadas siempre se acogerán al socorrido "Dios proveerá". Pero como este no puede estar pendiente de tantos y tantos, que en el confían alegremente, los milagros no existen, las facturas se acumularán, y si se unen al inicio del curso escolar o universitario, para que les voy a contar nada que la mayoría de ustedes no sepan, todo ello adobado con los kilos ganados, que siempre se acumulan en la barriga, y el moreno destiñendo. En fin? que lo que viene nos sea leve a todos.
