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Victorio Manchón, un gran acuarelista

El recuerdo del artista vinculado a Aller en el cincuentenario de su fallecimiento

El 9 de marzo se cumplieron 50 años del fallecimiento de un allerano adoptivo, Victorio Manchón. Sus 10 años de estancia en Aller (1959-1969) fueron de una intensa vida social y de fecunda actividad como acuarelista excepcional. Su muerte prematura frustró un brillante futuro. El número 9 está presente en las efemérides de su vida: 1929, año de su nacimiento; 1959, traslado a Asturias; y 9 de marzo de 1969, fecha de su fallecimiento repentino en Piñeres (Aller).

Manchón había nacido en Melilla en 1929 y desde niño mostró su precocidad en su aptitud para la pintura. En su adolescencia, marcada por la pronta desaparición de sus padres en 1946, había vivido en la localidad marroquí de Oujda, retornando a Melilla dos años más tarde. Tuvo como referencia en su adolescencia a su hermano, antes de acceder a los maestros Ceferino Olivé y Vicente Pastor Calpena, éste último no dudó en calificar a Manchón como uno de los mejores acuarelistas de España.

Unos meses antes de trasladarse a Asturias, a finales de 1959, había residido algún tiempo en Andalucía y en Madrid, donde ya se consagró como excelente acuarelista. Anteriormente, en su Melilla natal, ya había expuesto dieciocho óleos y doce acuarelas en el Casino Español y, en la actualidad, el Museo Contemporáneo alberga varias de sus obras. Ya en la década siguiente se consagra como figura de ámbito nacional realizando exposiciones en Oviedo, Gijón, Bilbao, Madrid o Zaragoza. Con su nombre fue bautizada, auspiciado por el Ayuntamiento de Melilla, la Escuela Municipal de Arte y, desde 2005, Manchón forma parte del callejero de la citada ciudad. Fue también pintor de murales comerciales y el que dedicó a la cafetería Tropical Rudi de Melilla alcanzó, en 1991, un valor estimado de seis millones de pesetas. Le recordamos en la sala Cristamol de Oviedo, en mayo de 1963, en la que expuso su obra con protagonismo para uno de sus lugares favoritos: el pueblo salmantino de La Alberca. El éxito de aquella exposición lo corroboran las tarjetas colocadas en apenas 24 horas después de haber sido inaugurada.

En una entrevista concedida al periodista ovetense Juan de Neguri, en el diario "Región", el 19 de mayo de 1961, confiesa que le han "cautivado las tonalidades grises de Asturias. Estos grises de los atardeceres sumidos en la niebla de los valles que parecen encerrados en una copa de plata vieja, de los cielos que tocan el monte".

Son muchos los alleranos y asturianos que conservan en su retina a aquel melillense afincado en Piñeres (Aller) de carácter afable y abierto, y que a pesar de su corta estancia, alcanzó una relevante implantación en el concejo. Mi amigo y casi centenario Ricardo Luis Arias le dedicó un obituario en el fallecimiento del pintor y años más tarde, en febrero de 1974, le dedicaba una página en "Región" como emocionado recuerdo.

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