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A mi aire

Valor de lo perdido

La ausencia de la libertad y de pequeñas cosas cotidianas

Hasta que las cosas no se pierden, aunque sea temporalmente, como es el caso, no apreciamos el valor que éstas tenían, nada nuevo pues siempre ha sucedido así. La irrupción del COVID-19 en nuestras vidas hace que nos demos cuenta del valor de variadas cosas, incluso las más sencillas, que incluso nos fastidiaban por considerarlas en exceso rutinarias.

Creemos vivir en un mundo en el que nada falla y el simple hecho de encender la luz o abrir el grifo del agua sin que respondan ya nos deja mal cuerpo todo el día, y ahí nos acordamos de que la perfección total no existe... Ahora, cosas tan simples como salir a caminar, hacer deporte, las tertulias en los bares alrededor del café matutino, la sidra o el vino del mediodía, o la de la tarde o noche, y muchas cosas más se echan mucho en falta. Así como desplazarse a donde a uno le apetezca, visitar o recibir a tu familia o hacer cola en los supermercados, que a muchos retrotrae a los duros tiempos del felizmente olvidado racionamiento.

Pese a llevar tan solo unos pocos días, el aburrimiento por el confinamiento comienza a hacer presa, lo peor es la incertidumbre de no saber cuándo llegará el final de la pandemia. Lo que no deja de ser un perfecto aviso para que valoremos en su medida todo lo que tenemos, pese a que medios de todo tipo están al alcance todos en casi todos los hogares para paliar el encierro. Pero no es lo mismo, se añora la perdida de libertad.

Aunque aún quedan por ahí muchos "alegres" que siguen pasando de todo, creyendo que el resto de las personas responsables somos idiotas por cumplir con la normativa al pie de la letra y nos quedamos en casa. Sólo esperamos y deseamos que a estos irresponsables les endilguen un buen "puro" que les escarmienten de una puñetera vez.

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