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Que el colectivo prime ante los egos

Sobre las claves emocionales en los cuatro partidos que deciden el futuro del Oviedo en la categoría

El Real Oviedo afronta el momento más complicado y cumbre de la temporada en una situación límite donde solo vale sumar y remar todos en la misma dirección. Lo que los seguidores más optimistas pensaban que no iba a suceder, llegar a la recta final de la liga en posiciones de descenso, o entrando y saliendo de ellas, es la realidad del club, pero no es el momento de lamentarse si no de buscar todas las fórmulas para salir de ahí.

Mientras hay posibilidades hay que explotarlas al máximo y el club tiene nivel de plantilla y un cuerpo técnico muy capacitado para responder a esta situación. Pero no deben estar solos, ni dispersos, este esfuerzo requiere el apoyo de una afición que ya ha demostrado en peores situaciones que es luchadora y leal para sacar al equipo adelante.

Y esa energía, ese respaldo es lo que ahora puede necesitar el equipo. Incluso aunque algunos crean que no lo merecen es ahora cuando más falta hace para seguir en el futbol profesional. En la zona de vestuarios de un equipo profesional con el que estuve trabajando había un cartel que decía: "Apóyame cuando menos lo merezca pues será cuando más lo necesite". Y eso puede aplicar en este momento.

Lo fácil seria quejarse del rendimiento de los jugadores o del trabajo de los estamentos del club, pero eso no va a sacar al equipo de esa situación. Tiempo habrá para analizarlo. Cierto es que se podían haber hecho más cosas, lo he vivido como coach y psicólogo deportivo del Oviedo al inicio de temporada en esa parcela, y también es cierto que tantos cambios en un club, en la parte de un sistema como se dice en psicología, afectan a otras partes y al conjunto, según la teoría de sistemas.

Pero eso no pueden ser excusas pues había mucho tiempo por delante y también es cierto que el club puso todos los recursos que se podían necesitar para que el equipo estuviera bien, tanto económicos como de facilitar especialistas en cada área.

Pero al final no olvidemos que el futbol depende de lo que ocurra en el "verde" es decir de lo que hagan los jugadores y en eso influye mucho el apoyo de la afición para que puedan dar su máximo nivel. Por tanto es necesario, ahora que no hay público en el campo, que ese apoyo continúe y los jugadores y cuerpo técnico lo puedan sentir de otra manera: en las miradas de la gente, en palabras de aliento, en gestos, en las redes sociales? Pues el aficionado sigue estando en la mente y el corazón del jugador aunque no lo vea en el campo.

Y si puedo aportar algo que crea puede ayudar al equipo desde mi experiencia como coach y psicólogo al poco de empezar la temporada (etapa breve por los cambios en el club de entrenador, responsable organizativo de la propiedad y director deportivo) serian dos reflexiones:

La primera es que un equipo no lo es por su nombre ni apellido, ni por su historia, eso es pasado, sino por estar unidos y solidarios de verdad. Porque prime el colectivo por encima de egos e individualidades. Y se demuestra no solo en el partido si no en el entreno, vestuario, viajes y así está integrado en la dinámica de cada día.

Eso significa que lo que hace cada uno se valora y no es más importante que lo que hace otro aunque tenga más nombre o cobre más. Todo suma y es necesario para el resultado final. A modo de ejemplo uno de los factores de éxito de una selección con la que trabajé era que decían que cada jugador se sentía valorado por los demás y por tanto las jerarquías eran mínimas, todos aportaban y eran necesarios en su puesto. Se transformaron en un equipo de verdad.

La segunda reflexión seria que el equipo debe tener plena confianza en su esfuerzo, preparación y talento. Para ello el sacrificio debe ser máximo en todo momento y en todas las facetas: desde la alimentación hasta la concentración, pasando por la gestión de la presión o estrés de las dificultades y reunir la confianza necesaria en todas las posibilidades y opciones que se presentan.

Si juntamos esas dos variables, las posibilidades de obtener el máximo rendimiento de un jugador o equipo aumentan de forma exponencial, y eso es lo que ayuda a producir los mejores resultados posibles. Y de eso se trata, no perder el foco ni distraerse en otras historias, sino centrarse en lograr el máximo rendimiento en estos pocos partidos que quedan, donde se juega el estar o no en el futbol profesional.

Quizás conviene recordar que el Real Oviedo tiene ya el mérito, que no es lo mismo que la fortuna ni la suerte, de haberse hecho acreedor por su historial, grandeza y afición, de un apoyo privilegiado por parte de inversores de México del más alto nivel, algo con lo que soñaría cualquier entidad. Y como nadie es perfecto en esa gestión también hay errores y aciertos, pero debe prevalecer el agradecimiento, la gran apuesta económica y el compromiso por sacar adelante el equipo y llevarlo a lo más alto posible sin escatimar medios. Y ahí la afición seguro que seguirá estando a la altura pues eso impulsa y sustenta al equipo.

Es decir, todo podría estar alineado para que el Oviedo salga de esta situación complicada. Si el equipo, cuerpo técnico, afición y demás estamentos del club confían y trabajan, como un equipo auténtico, en la misma dirección haciendo cada uno lo máximo en su parcela, en estos partidos restantes las posibilidades de salir adelante se multiplican. Así que a sumar y multiplicar, no hay mucho margen para empujar al máximo.

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