La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Luis Salinas

Once "Edgars"

Sobre la importancia del pivote en el juego del Oviedo

Hay gestos que marcan temporadas. O, al menos, el inicio de ellas. Quizás el paralelismo este cogido con pinzas, no lo sé, ya se encargarán de juzgarlo y condenarlo esos jueces sin toga, pero en mitad del chaparrón de Miranda del Ebro y cuando peor lo estaba pasando el Oviedo, durante esa caraja endémica del comienzo de las segundas partes, un chaval espigado de nombre Edgar González celebraba que había conseguido evitar un gol cantado de los burgaleses sobre la línea de gol. Lo hizo con una rabia impropia para un cedido que acaba de dejar un equipo de Primera para irse a Segunda pero que es una muestra clara de su compromiso con este equipo, con unos colores que va a tener que defender a muerte toda esta temporada. Seguro que no lo han olvidado, en la temporada del ascenso, aquella en la que salimos por fin del barro, otro recién llegado, este ya no tan joven como Edgar, celebraba con una rabia propia de un juvenil un gol a la Cultural en la que era la segunda jornada de liga. Lo hacía después de haber peleado hasta el final por un balón que parecía perdido, de esos que parece que no van a ninguna parte. Su nombre es Miguel Linares. Es probable que sea más recordado el gol que el aragonés marcó en el lodazal de Astorga, pero aquel de León a muchos no nos pasó desapercibido. Igual que ahora el gesto de Edgar. Los dos son ejemplo de compromiso con unos colores.

La diferencia es que aquel equipo, el del ascenso, tenía mucha pólvora, mientras que el de Edgar, y los otros diez, con permiso de Sangalli y Femenías, la tiene aún mojada. Este Oviedo, el actual, está fabricado de atrás hacia delante. Por el momento, a la espera de ver lo que puede aportar Blanco Leschuk, lo diferencial de los carbayones este año es su solidez defensiva. La misma de la que el Cuco hizo gala durante la última parte de la temporada pasada, que ya huele a añeja. Ahora, solo falta dar con la tecla arriba. Y, aún es pronto, lo sé, pero empieza a urgir, aunque sea la jornada dos, porque, como ya vimos hace un año, un mal arranque puede ser toda una losa y, lamentablemente, ya vamos tarde para firmar un inicio impoluto. El Oviedo necesita un compromiso tan firme como el que Edgar demostró sobre la línea de gol del estadio municipal de Anduva. El Oviedo necesita once "Edgars" para asomar la cabeza por allí arriba. Igual que en aquella temporada, la del ascenso, hubo once "Linares".

Compartir el artículo

stats