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Pablo González

EN TERRITORIO COMANCHE

Pablo González

Goles, codos y procesiones

La paciencia es un atributo hace largo tiempo extinguido en el fútbol. Lo que no funciona suele durar hasta los anuncios de los turrones. Por eso llama la atención la fe ciega que se ha tenido en Djuka, el fichaje más caro de la historia del Sporting hasta el regreso a casa del muchacho de oro. Tras dos temporadas de aquella manera, al serbio le sale casi todo en el comienzo de la tercera. Ya resuelve hasta los mano a mano con el portero y sigue haciendo esos goles imposibles que ha ido logrando con cuentagotas desde su llegada. La iglesia "djukista", uno de esos fenómenos que surgen en el seno de ese sector que hay en todas las aficiones adicto al mesianismo, celebró las dianas de su serbio preferido ante el Girona más que el gol de Iniesta en Sudáfrica. La misma parroquia que hasta los dos misiles del sábado valoraba más el sudor que los goles en un delantero. Nunca viene mal darle una vuelta a la ortodoxia. Bienvenidos sean los conversos, esos a los que ahora enamoran los goles y no la testosterona. De paso, también estará contenta la propiedad, temerosa de que el muchacho no acabase de despegar y que se siguiera depreciando la inversión de más de 2 millones realizada. Con goles, y no con codos, llegan las victorias de tres en tres y el producto se revaloriza. Así, sí. Que siga la racha. Y si no es estacional y dura, que alguien vaya preparando la procesión a Flandes para agradecer la herencia recibida. O no. Depende de la Santa Inquisición rojiblanca.

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