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Profesora del Colegio La Asunción

Soy de Gijón

Una mirada veraniega hacia "lo nuestro"

Ya cerramos los paraguas (aunque posiblemente no tardarán en abrirse), el armario se ha vestido con ropa de vivos colores, cuando abres el congelador te das cuenta de que ahora los helados y las cubiteras ocupan un espacio importante, los bares han sustituido la tapa de fabada por ensalada de pasta, en los parques juegan niños presumiendo de viseras, las terrazas desplegaron sus sombrillas y la casa se empapa del característico olor a crema solar.

Por fin ha llegado el verano y digo orgullosa: ¡Soy asturiana! Este año los gastos han sido demasiados, así que voy a olvidarme de hacer maletas. Mi padre siempre dice que uno no puede gastar más de lo que ingresa y voy a respetar esa opinión que me parece sabia y acertada. Vamos, que me quedo en Gijón.

Orgullosa de mi tierra, aprovecharé todas y cada una de las opciones que me brinda. Largos paseos por la playa de San Lorenzo, compartir sidras en El Lavaderu, las noches mágicas del Botánico, escuchar el sonido del mar bajo la atenta mirada del Elogio del Horizonte, disfrutar de la compañía de mamá en las terrazas de Begoña, comer un cachopo que no entre en el plato, visitar la Feria de Muestras, buscar cangrejos con mis hijos entre las rocas, escapadas a Candás para degustar las sardinas que no suelo cocinar en casa, rutas de senderismo, subir a la torre de la Laboral? Poder decir eso que tanto me gusta: -"Aquí, ahora que son las 9 de la noche, tenemos puesta una chaquetina". ¿Qué más se puede pedir? No me extraña que la ocupación hostelera esté al 100% y mientras tanto, tontos de nosotros buscando destino de vacaciones. ¡Ahí te quedas Marina d,Or, que yo este año me quedo en Gijón!

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