La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lo llaman democracia y no lo es

Un sistema político levantado sobre cimientos de barro con un último ejemplo: la policía patriótica

No es la primera vez que escribo sobre este tema y y sigo pensando que el nuestro no es un país democrático. Ojalá esta fuera la última vez que me refiero a esto, pero me temo que no.

No existe democracia sin libertades, no existe democracia controlada por el gobierno de turno, menos aún si quien la controla es un ente abstracto que desde siempre, está por encima del gobierno y lo maneja a su antojo. La salida a la luz de la llamada policía patriótica deja en muy mal lugar a nuestra democracia. Sobre todo por sus consecuencias, que han sido ninguna.

Resulta que un grupo de ciudadanos, hartos de la política que se hacía en su país, se reúnen para protestar por ella, luego consolidan la reunión y se convierten en un movimiento social que atrae a ciudadanos de toda España, se organizan y fundan un partido político que comienza a despuntar y en su primer cita electoral obtiene unos resultados que sorprenden a tirios y troyanos. Quienes manejan el sistema se asustan y ordenan al gobierno que ponga en marcha la maquinaria existente para parar al nuevo partido, como sea. Cumpliendo órdenes superiores, el gobierno se inventa una historia, se fabrican las pruebas necesarias , que para eso tienen una maquinaria bien engrasada, ("que parezca un accidente"), y con la complicidad de la prensa especializada en mentir, durante años convence a unos cuantos ciudadanos, fáciles de convencer por otra parte, de las maldades de aquel partido, que tendrá otras, pero no las que le echaron encima y que sin duda alguna influyeron, de forma rotunda en las siguientes consultas electorales, siguen influyendo en éstas generales y lo seguirán haciendo en las próximas locales, autonómicas y europeas.

No pasa nada, el ministro responsable de la manipulación es premiado con un retiro dorado en Europa y lo mismo ocurre con los mandos policiales de la mal llamada policía patriótica que se prestaron a fabricar y difundir las falsedades. El ministro miente al negar en sede parlamentaria los hechos, no pasa nada. El director de algo que es como si fuera un periódico, que dirían Tip y Coll, sigue con sus mentiras bien recompensadas en su panfleto y en sus tertulias, no pasa nada. El resto de los partidos o callan o dicen que bueno, que vale, que son cosas que pasan. No pasa nada. En una de sus primeras comparecencias en la campaña electoral, el candidato del partido responsable de este desmán y de otros muchos, advierte, cuando ya es pública y notoria la maquinación, que si gobierna Sánchez serán ministros Otegui, Puigdemont e Iglesias el de Maduro. No pasa nada.

La actitud del PSOE ante lo que es uno de los mayores atentados a la democracia desde la muerte del general, y llevamos unos cuantos, hace pensar que era conocedor de esas cloacas y de esos sistemas, y si era conocedor y no hizo nada por desmontarlas, era cómplice. No pasa nada.

El ministro responsable, o mejor dicho, el ministro que fue pillado con las manos en la masa, va de santurrón, se vanagloriaba de tener un ángel de la guarda que le buscaba los aparcamientos y condecoró a varias vírgenes con medallas policiales. En algún lugar de sus escritos sagrados se dice lo de no levantar falsos testimonios ni mentir, también que la calumnia es un pecado grave. No pasa nada, una confesión a tiempo, un padre nuestro y dos aves marías lo solucionan todo y si como en este caso el pecado es por la patria es posible que la penitencia le salga a devolver.

En cualquier país democrático un hecho similar a éste sería repudiado por la ciudadanía; en el nuestro no, en el nuestro es un pecadillo, cosas de políticos que tienen carta blanca. Es normal, una democracia construida sobre una Constitución que consagra en la jefatura del estado un monarca nombrado por la dictadura, una jefatura del estado hereditaria, es una democracia con cimientos de barro.

No podemos esperar nada de los políticos que nos gobiernan, son títeres muy bien pagados y van a lo suyo, pero podemos cambiarlos. Tenemos la oportunidad de hacerlo este mes y el que viene. Tenemos derecho a hacerlo, a imponer nuestra voluntad y a hacerlo democráticamente. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, en nuestro caso hemos tropezado muchas veces, va siendo hora de que aprendamos a caminar sin tropiezos. Y no, si echamos a todos éstos, no pasa nada, nada que no sea positivo. Que no nos engañen otra vez.

Compartir el artículo

stats