La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Música

La OSPA brilla con la música de Nino Rota

La obra del creador italiano va mucho más allá de sus populares composiciones para clásicos del cine

Empieza un nuevo año y, como de costumbre, la OSPA vuelve a Gijón. En esta ocasión, lo hacía con un programa peculiar, protagonizado por uno de esos nombres sobradamente conocidos por sus composiciones para grandes clásicos del séptimo arte. Nino Rota es mucho más que el compositor de las bandas sonoras de "El Padrino" o "La dolce vita", pero su sello en la música de cine está presente en toda su obra, como pudimos comprobar el pasado jueves en el teatro Jovellanos. Lástima que el público gijonés no respondiera a esta propuesta como cabía esperar, porque cuesta creer que el patio de butacas apenas llegara a la media entrada.

El programa nos ubicó en Italia, aunque arrancó con la visión romántica del británico Elgar, quien compuso la inclasificable "In the South" durante una estancia cerca de Génova. A medio camino entre obertura de concierto y poema sinfónico, la obra está llena de contrastes; el empuje del motivo inicial y la contundencia de las progresiones del viento metal se contraponían de forma equilibrada con el lirismo y los pasajes más aletargados en los que la obra parecía dormirse. En esta pieza predomina una densidad sonora que la OSPA supo manejar conciliando a la perfección el empaste de cuerdas y vientos. Así, la masa orquestal de esta obra crecía de forma orgánica, bajo la batuta diligente de Corrado Rovaris, que estuvo preciso y contenido en el gesto durante todo el concierto.

Con este interesante prólogo llegamos a Rota, y el encuentro no pudo ser más feliz, porque la interpretación del "Concierto Soirée" con Benedetto Lupo al piano fue un estallido de color. La belleza del vals inicial nos introdujo en el universo musical de este compositor, donde la música clásica y popular conviven sin complejos e inspiran pasajes capaces de evocar cualquier sentimiento. Por supuesto, se respira mucha música de cine en esta obra: la manera en la oscurece el clima musical y sugiere la acción en el primer movimiento, la agilidad y ligereza del segundo, el sosiego y la calma de la romanza, así hasta el cancán final. Todo un repertorio de momentos que Lupo interpreta a la perfección y que la OSPA supo acompañar con solvencia.

La segunda parte fue para la suite del ballet "La Strada", basada en los temas de la película de Fellini. Rota construye con la música una variación argumental de la trama del film, en un alarde de talento y dominio del oficio. La fanfarria inicial da pie a varios pasajes con una cuerda poderosa y compacta en textura homofónica, que esboza temas replicados por otras secciones de la orquesta. La OSPA ha demostrado varias veces su capacidad para encarar una partitura cinematográfica, y no tuvo dificultades para abordar los contrastes de la partitura y construir los diferentes ambientes que describen la acción de la obra, desde la melancolía más trágica a los aires jazzísticos o la atmósfera circense que se suceden en la pieza. Destacó el solo de la concertino Isabel Jiménez y la labor de todo el conjunto para hacer sonar primero la rabia y después la tristeza y el desasosiego del protagonista, introduciendo sutilmente las disonancias. Fue un concierto de altura, sólo podemos agradecer la valentía a la hora de elaborar el programa y la seriedad y brillantez de orquesta, director y solista para interpretarlo.

Compartir el artículo

stats