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JORGE ORDAZ | Geólogo y escritor

"Había Geológicas en cuatro universidades, y en Barcelona estudiábamos once"

"Tengo curiosidad por todo: mi mentalidad es científica por temperamento, y lo que hay en las fronteras de la ciencia le interesa al literato"

Jorge Ordaz, en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. LUISMA MURIAS

-Nací en casa, en la calle Mayor, barrio de Sant Andreu de Barcelona, en 1946. Tengo una hermana, Montse, año y medio menor.

-¿En qué entorno?

-Mi familia era de clase media. Nunca se pasaron penalidades, pero hubo momentos que se vivió sin holgura. Cuando terminó la Guerra, mi padre se hizo gerente del negocio familiar, una pequeña fábrica de cosméticos que tuvo cierta relevancia porque hacían rímel y colorete que vendían en toda España. Mi madre, Laura, también trabajó allí.

-¿Cómo era su padre?

-Se llamaba Pedro. Había nacido en Barcelona, pero sus antepasados venían del Somontano, en Huesca. Con 20 años, y aunque era hijo de viuda, lo movilizaron y fue a combatir en el Ebro, donde fue herido en un pie. Cuando acabó la Guerra, hizo el servicio militar con Franco. Le tocó Salamanca.

-¿Y la herida?

-Por las secuelas se apiadaron de él y le permitieron usar alpargatas en vez de botas. Es un ejemplo de juventud truncada por la guerra. Tendría aspiraciones, pero le cambiaron la vida la Guerra y ocuparse del negocio para mantener a la familia. Dibujaba bien, le hubiera gustado ser marino, pero hizo lo que tuvo que hacer, lo que pudo.

-¿Cómo era con usted?

-Cercano, comprensivo y no de dar consejos, pero sabías, qué podías hacer y qué no sin que te lo dijera.

-¿Cómo es su madre?

-Tiene 97 años y desgraciadamente está deteriorada por un ictus. Procede de Castellón de la Plana y se dedicaban al comercio y fabricación de alpargatas. Era abnegada, trabajadora y tenía la familia como prioridad. Era cariñosa y un poco el contrapeso de mi padre, al que veíamos menos.

-¿Qué tal fue el negocio?

-Bien durante la autarquía, pero en los años sesenta la competencia creció, mi padre no era un negociante nato, lo acabó vendiendo y encontró trabajo de administrativo.

-¿De qué tendencia eran?

-Gente que no se metió en política, pero tenía sentimientos catalanistas -no confundir con nacionalistas- más bien de derechas, religiosos, sin serlo mucho. Moderados, pero en contra del franquismo como tal. Por la parte materna eran más bien socialistas. Hasta la democracia no se habló de guerra ni de política porque había que pasar página.

-¿Hablaban catalán en casa?

-Siempre. Aprendí castellano en párvulos. Toda mi enseñanza fue exclusivamente en castellano.

-¿Qué tipo de crío era usted?

-Pacífico. Desde pequeño interioricé mucho las cosas; en cuanto tuve oportunidad de leer libros empecé a hacerlo y me di cuenta de que había entrado en ello de por vida. En mi casa había más libros que en las de mis compañeros. Mi padre tenía ediciones de Sopena de Julio Verne. También leí en catalán. A los 15 años me sorprendió Josep Pla con "Las horas", que me abrió a la literatura que se podía hacer en catalán.

-¿Dónde estudió?

-De párvulos a sexto de Bachiller en La Inmaculada, de los Hermanos Maristas, paseo de San Juan, a diez minutos andando. Iba con mi primo Ramón que me sacaba seis años, me contaba aventis y al llegar a un determinado momento paraba hasta el día siguiente.

-¿Aventis?

-Son narraciones orales de aventuras fantasiosas que sacaba de los tebeos. Escuché muchas de otros compañeros.

-¿Ramón es importante en su vida?

-Mucho. Vivíamos dos familias en la misma casa. La madre de mi padre quedó viuda con mi padre, y su hermana quedó viuda con dos niños. Después de la guerra, se juntaron las hermanas con sus tres hijos. Cuando nació la siguiente generación, nosotros, nos llevábamos poca diferencia de edad. En casa vivían 4 adultos y 4 niños. Crecimos como hermanos y nos llamamos primos para no dar explicaciones, pero no sé bien qué somos.

-¿Cómo era su colegio?

-De los más moderados dentro de los religiosos. En los 50, sin conocernos, coincidimos allí Eduardo Mendoza, tres años mayor que yo; Enrique Vila-Matas, año y pico menor, a quien conocía del barrio, y yo. El ambiente era nacionalcatólico y apretaban en religión con clases, misas, rosario y meses de María, pero no en la Formación del Espíritu Nacional (FEN). Lo primero era la religión y después la instrucción general.

-Solían ser de pueblos castellanos.

-Casi todos de fuera, salvo uno que era catalán. Los había competentes y justitos y profesores externos de Ciencias y Dibujo.

-¿Cuándo tendió hacia las Ciencias?

-En quinto de Bachillerato teníamos Ciencias Naturales y, dentro de ellas, la que más llamó mi atención fue la Geología, que era muy teórica. Despertó mi curiosidad cómo se formaban las montañas.

-¿Qué chaval era?

-Tenía dos o tres amigos íntimos y, como toda mi generación, íbamos mucho a las sesiones dobles de cine. Coleccionábamos fotos de artistas y programas de mano y los jueves por la tarde, que no había clase, los extendíamos en la mesa, representábamos a los personajes y hablábamos como ellos. La otra diversión era el fútbol de botones en una mesa. La pelota era un botón de camisa que dirigías. Fue muy popular.

-Después de los Maristas...

-Preuniversitario en el Instituto Jaime Balmes. Era un curso absurdo de asignaturas monográficas. En vez de Geografía, aprendías plazas y provincias africanas: supe mucho de territorios del Sahara, Ifni, Fernando Poo y Alhucemas. En Filosofía, Canals, un neotomista de prestigio que daba citas en alemán, nos dio el existencialismo. Por él oí hablar por primera vez de Gabriel Marcel y Jean-Paul Sartre. En literatura nos tocó dar a Marcelino Menéndez y Pelayo y tuve la suerte de que el profesor fue Guillermo Díaz-Plaja, que nos daba conferencias y aprovechando que Menéndez Pelayo era de Cantabria, nos habló del poeta Ramón de Basterra.

-¿En su casa parecía rarito?

-Ahora me doy cuenta de que, en comparación con otros chavales, sí. Me gustaba leer y el cine y tenía una curiosidad grande por todo. Buscando entre curiosidades empecé Geología, la ejercí y no me he arrepentido ni un día. Mi curiosidad la he derivado a estudiar la historia de la Geología, cómo evolucionaron las ideas sobre la tierra y los fósiles, que no interesa a nadie.

-Es coherente con otros intereses suyos.

-Sí, en literatura me interesan los raros, olvidados y ninguneados. También me gustan las fronteras de la ciencia. Tengo mentalidad científica por temperamento y donde deja de ser ciencia se interesa el literato.

-Universidad de Barcelona.

-Hice un selectivo muy numeroso, algo traumático porque perdí a los amigos de clase sin hacer todavía nuevas amistades. En segundo éramos 12 alumnos, menos que en Exactas. Solo se estudiaba en Madrid, Barcelona, Oviedo y Granada. Terminamos once. Entre los catedráticos había eminencias que venían o no a clase y a los que había que pedir hora para hablar con ellos. Aprendí más de ayudantes y adjuntos.

-Hizo la carrera de 1963 a 1968.

-Los dos últimos cursos hubo un cambio de ambiente radical con las luchas universitarias. Casi todos estábamos en contra de la enseñanza establecida que obligaba a hacer Religión, Gimnasia y FEN. El Sindicato Español Universitario (SEU), oficial, estaba en descomposición, surgió el Sindicato Democrático de Estudiantes y empezaron las huelgas. Vi a la Policía entrar a caballo en el claustro de la Universidad dando porrazos indiscriminadamente y poniéndose a la puerta, y si querías salir debías entregar el DNI. A los que supuestamente participamos en la huelga nos obligaron a volver a pagar la matrícula. Los once de Geológicas presentamos un escrito, con la complicidad de ciertos profesores, diciendo que habíamos tenido una excursión geológica y la argucia funcionó.

-¿Militó en algo?

-Era antifranquista, pero ni milité ni simpaticé con comunistas ni socialistas.

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