Hay quién dice, no sin cierta dosis de crítica, que Masterchef se ha convertido, además de en un programa de talentos de cocina en todo un reality show. En este sentido muchos critican que se abuse de los enfrentamientos entre participantes de este programa. Parece, dicen algunos en rede sociales, que interesan más las peleas que los platos que se cocinan. Y eso no gusta a todos los públicos.

Uno de los ejemplos de un violento enfrentamiento entre una participante en el concurso y otra de sus competidoras tuvo lugar hace apenas unos días cuando Teresa, una de las participantes en esta última edición concedía una entrevista a la web de Radio Televisión Española en la que el título (“nunca he hablado mal de ningún compañero”) le hacía justicia al texto en donde la propia aspirante a Masterchef se quedaba a gusto con alguno de sus compañeros.

Alberto fue uno de los aspirantes que habló de Teresa. De ella dijo que “es una persona que no va de cara”. Y ella no quiso entrar en la polémica. “Nunca he hablado mal de ningún compañero en los totales. Quizá soy muy ingenua pero yo de cara voy siempre. Menos de Saray un día el resto no he dicho nada malo de nadie”, apuntó esta aspirante.

Lo que parece a todas luces innegable es que Masterchef es uno de los formatos que más triunfa en Televisión Española. Tanto que hasta la fecha en el primer canal de la televisión pública ya se han hecho hasta tres versiones del mismo programa: la normal (la de aspirantes que no son cocineros profesionales por así decir), la de famosos y la de niños.

Esta última siempre ha recibido muchas críticas, sin embargo, por su hora de emisión. Muchos decían que un programa que supuestamente está diseñado para los más pequeños no puede acabar más allá de las dos de la madrugada.