A menos de 24 horas de que Isabel Pantoja vuelva a los juzgados de Málaga acusada de ser cooperadora necesaria de un presunto delito de insolvencia punible por el que podría ser condenada a tres años de prisión, Kiko Rivera sigue sin pronunciarse sobre este durísimo momento al que se enfrenta su madre, con la que sigue sin tener ningún tipo de relación a pesar de los importantes problemas judiciales a los que se enfrenta la tonadillera.

Con quien sí hemos podido hablar ha sido con Irene Rosales que, haciendo de la discreción su 'modus operandi', ha evitado contarnos si el DJ está preocupado por su madre o si ha podido hablar con ella en los últimos días ante el negro panorama que se le viene a la artista.

"Yo no quiero entrar" ha explicado la sevillana, confesando que a pesar de todo lo que ha pasado entre ambas, en estos momentos deja sus desencuentros a un lado para desearle suerte a su suegra en su regreso a los juzgados: "Hombre por supuesto".

Cambiando de tercio, Kiko e Irene han vuelto a acaparar titulares por haber protagonizado hace unos días una tremenda discusión que, supuestamente se escuchaba desde la calle y en la que, entre gritos e insultos, la influencer le decía a su marido que no quería que saliese porque no le gustan sus amistades. Una información que ha contado el fotógrafo Pablo González —conocido como 'Pablo el Calvo' —en 'Socialité' y que ahora la nuera de Isabel Pantoja desmiente con ironía: "Siempre el mismo, como no tiene otra cosa que hacer... pero vamos, que no le voy a dar ni esto. Es insufrible, agotador. No le voy a dar ni un minuto de gloria porque todos los minutos que le tenga que dar van a ser en el juzgado así que* lo tengo clarinete", ha afirmado, asegurando que le parece "ridículo" lo que ha contado el paparazzi, al que llama "topillo".

Isabel Pantoja se va de España días antes de sentarse en el banquillo

Durísimos momentos para Isabel Pantoja, que revive estos días su peor pesadilla. La tonadillera, que como ha desvelado su hija Isa P. atraviesa por una depresión, ya que se enfrentará el próximo 22 de marzo a un juicio vital en el que, de ser declarada culpable, podría ser condenada hasta a tres años de prisión.

Un juicio penal por el presunto delito de insolvencia punible que su sociedad, Panríver, habría cometido por la venta de la casa de La Pera en el año 2015. Además de la pena de 3 años de cárcel que solicita la Fiscalía, la tonadillera podría ser condenada al pago de una multa de 11.000 euros —a razón de 20 euros al día durante 18 meses—, que se unen a los 114.000 euros en concepto de indemnización que pide la empresa querellante, Hormofer.

Tal y como cuenta la revista Diez minutos, Pantoja está desesperada e intentando retrasar su declaración judicial, que tendrá lugar en el Juzgado de lo penal número 5 de Málaga en solo seis días. Su pánico a repetir el paseíllo de entrada al mismo sitio en el que tuvo lugar el juicio por el Caso Malaya habría hecho que la artista diese órdenes a sus abogados y a su hermano Agustín para intentar llegar a un acuerdo extrajudicial con los demandantes.

Una intentona que no habría dado resultado, ya que la parte contraria no tendría ninguna intención de pactar y, a pesar de que en el juicio puede pasar cualquier cosa —e Isabel podría ser absuelta de no poder demostrar que no pagó a la sociedad adecuada de modo consciente— la otra parte no está dispuesta a llegar a un acuerdo.

Muy nerviosa, y ante la imposibilidad de este acuerdo extrajudicial, Pantoja habría cambiado de estrategia, alegado problemas de salud y aportando al juzgado tanto informes médicos como psicológicos para anular el juicio por encontrarse indispuesta.

Desesperada, la artista tendría un miedo atroz a volver a entrar en prisión y, ante la posibilidad de ser condenada, habría iniciado movimientos —que pasan por la venta de la parte del ático de Fuengirola que todavía es de su propiedad— para obtener liquidez de cara a un posible acuerdo in extremis antes de su declaración judicial, que pasaría por reunir los 114.000 euros que reclama la parte querellante.