El próximo 19 de marzo se cumplen tres meses del fallecimiento por Covid del cantante de 'Il Divo' Carlos Marín. Una inesperada muerte que dejó completamente desolados a todos los familiares y seguidores del barítono, de tan solo 54 años, pero especialmente a Geraldine Larrosa, con la que había retomado su relación amorosa y con quien tenía planes de volver a casarse.

Y es que a pesar de mantenerlo en secreto, la pareja - que se separó en 2009 después de 17 años de amor y 3 de matrimonio - se había reconciliado durante el confinamiento y, enamoradísimos, iban a renovar sus votos en Disneyland ante la hija de la artista conocida como Innocence, de quien Carlos era su padrino.

Un sueño roto tras el que Geraldine intenta recuperar poco a poco la sonrisa y el rumbo de su vida, aunque el amor de su vida continúa demasiado presente, como reconoce. Sacando fuerzas de flaqueza porque su tristeza es más que evidente, la cantante ha reaparecido en la última charla motivacional de Miguel Sierralta, un gran apoyo en estos delicados momentos.

"La vida es así y hay que seguir. Tengo que seguir trabajando, sobre todo porque tengo una hija", confiesa Geraldine, señalando que ahora le toca "demostrar la fuerza que uno tiene dentro para seguir adelante". Revelando que Carlos querría que siguiera adelante y convencida de le manda energía "aunque a veces es difícil de creer", la artista afirma que "me toca seguir siendo positiva. Nos ha tocado estar aquí, seguir en el planeta tierra y tenemos que seguir".

"Él era el motor de 'Il Divo', ha dejado una huella muy importante y eso yo creo que no la va a quitar nadie", señala Geraldine, reconociendo que no ha recibido apoyo de los otros miembros del grupo tras el fallecimiento del barítono: "No hablo con ellos porque están liados y yo estoy en mi mundo también. No tengo comunicación con ellos pero bueno".

Un reproche en el que la cantante prefiere no profundizar y, aunque admite que los compañeros de Carlos no se ha puesto en contacto con ella en estos durísimos momentos, espera que cuando vengan a España de gira "den una señal".

Mientras tanto, Geraldine nos cuenta que ahora, su deseo, es que Madrid le ponga el nombre del amor de su vida a una calle: "Vamos a luchar para que Carlos Marín tenga su calle en Madrid, que era su ciudad preferida. Ojalá".