Guerra abierta entre Isabel Preysler y Carmen Lomana: "Ha llegado un poco tarde a la modernidad"

Lomana ha hecho unas declaraciones muy polémicas sobre la nueva campaña en redes de la madre de Tamara Falcó

Carmen Lomana.

Carmen Lomana.

La guerra ha llegado entre dos de las grandes referencias estilísticas de las últimas décadas. Dos personas de referencia como son Isabel Preysler y Carmen Lomana que parecen haber retomado las rencillas personales que tienen. La primera en atacar, como suele ser costumbre, ha sido Carmen Lomana que, en unas declaraciones a pie de calle, ha atacado con dureza a la madre de Tamara Falcó.

El motivo fue tan simple como que se le preguntase por una campaña de publicidad de gafas de sol que ha realizado Preysler en redes sociales. Ante la sorpresa de muchos, Lomana no se cortó ni un pelo. "Ha llegado un poco tarde a la modernidad", expresaba con absoluta certeza. "Esto es como antiguo. Yo hace como cuatro o cinco años que llevo haciendo publicidad de gafas".

A estas respuestas, la periodista quiso indagar un poco más sobre los motivos que han llevado a Preysler a lanzarse a estas alturas al mundo de las redes sociales. "Me parece muy bien. Se debe de aburrir y necesitará toda esta historia", expresó con desdén Lomana, que parece hablar con mucho conocimiento de lo que es el mundo de los influencers. "Tienes que ser muy activa, divertida, aguantar a los haters. Todo esto pero con sentido del humor".

Precisamente, ese mismo día apareció Preysler delante de los medios para hablar, aprovechando la inauguración del restaurante de Íñigo Onieva. Después de señalar que no tenía ni idea de las palabras de Lomana, no quiso hacer declaración al respecto, después de que su hija le animase a no entrar en la polémica. Pocas horas después, la propia Lomana se deshacía en sus palabras, asumiendo que ella no tiene ningún problema con Preysler. "Tomaría un café, dos o tres y comería con ella como es lógico, ya hemos comido alguna vez juntas".

La tensión de Carmen Lomana en Espejo Público

Carmen Lomana no está atravesando por su mejor momento personal y en el último programa de Espejo Público se dejó claro que no es un momento para hablar sobre su vida privada. La empresaria es una de las colaboradoras habituales de la tertulia, un espacio presentado por Gema López y en el que las opiniones de Lomana siempre tienen cierta repercusión.

Normalmente, Lomana se mantiene de buen humor y pocas veces busca la confrontación directa, pero una información relacionada con su vida privada hizo saltar todo por los aires. La empresaria no se tomó nada bien que se insinuase un supuesto veto que tenía puesto en la Feria de Abril, algo que ha desmentido de forma rotunda. "¿Cómo me van a vetar? Si no se puede vetar. Yo, lo de justificarme de mentiras y de gente… Que llamen o den la cara. El simple hecho de tener que justificarme me parece ridículo".

Pero la cosa no quedaba ahí, acompañando la información, el programa tenía previsto emitir una pieza audiovisual. Esto ya fue la gota que colmó el vaso para Lomana. "Haced lo que queráis, pero a lo mejor me levanto y me voy", amenazó la tertuliana. La respuesta llegó por parte de Miquel Valls, que quiso tranquilizar a su compañera. "No, hombre. Sé qué estás pasando unas horas complicadas por un problema personal que te afecta mucho".

Lomana quiso matizar este comentario, señalando: "No es mío, pero sí me afecta. Pero que no es por eso, es que estoy harta. A las personas que trabajamos aquí tendríais que intentar no tirarnos por el suelo con mentiras de otros", dejando un recado a sus propios compañeros con los que no se mostró nada de acuerdo.

Ante estas acusaciones de la tertuliana y con el riesgo de que abandonase el programa, con lo que eso puede suponer, Susanna Griso entró rápidamente a poner calma en el asunto y asegurar a Lomana que la intención de la información no era la de hacerle daño. "Ni el programa ni el director quieren incomodarte, ni crearte más tensión de la que tienes".

Acto seguido, decidieron cambiar de tema, tranquilizando a Lomana que seguía visiblemente afectada por lo que se comentó en el plató. La tertulia pudo seguir de forma correcta y sin que ninguno de los implicados volviese a tener un problema con la dirección o la escaleta del programa.