Hay que ver la ría de Villaviciosa, pero no de pasada. Lo mejor es detenerse en algún punto alto cerca del estuario maliayés para disfrutar del espectáculo que ofrece esta reserva natural, un paraíso para aves como el cormorán moñudo, los charranes y, por supuesto, las gaviotas. Tanto al amanecer como al caer el sol, los colores se magnifican y crean una atmósfera de ensueño.