Gijón, Raquel NOGUEIRA

«Pasiones Barrocas», la XII Edición del Festival de música antigua, se clausuró ayer con el estreno mundial de la ópera «L'Orfeo, a ba-rock opera», dirigida por Massimiliano Toni en la iglesia de Laboral Ciudad de la Cultura. La obra, versión completamente renovada de «L'Orfeo, favola in musica», de Claudio Monteverdi, es un proyecto en el que llevaban trabajando mucho tiempo tanto Massimiliano Toni como el director del festival, Carlos González.

Una creación propia que conjuga a la perfección la ópera barroca y el rock progressive. Pero se debe tener muy presente que, en palabras de Massimiliano Toni, «no es una ópera completamente rock, ni un proyecto "crossover"». No es una ópera rock porque no se centra en ese estilo musical en concreto, sino que intenta combinar y fundir en una misma obra elementos tradicionales de la música barroca y guiños modernos del rock progresivo. No es una obra «crossover» porque no trata de mezclar sin sentido barroco y rock, sino que alterna los estilos musicales con el objetivo de que la ópera suene bien en su conjunto final.

La orquesta, encabezada por la conocida violinista y profesora de la prestigiosa Julliard School de Nueva York Florence Malgoire, era clásica, tradicional y se compenetró a la perfección con el grupo rock asturiano «Senogul» y la banda de saxofones «Sax Antiqua». La orquesta de Malgoire contó con la colaboración de la sección de cuerda de la JOSPA (Joven Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias). No hubo momentos en que rock y música tradicional sonasen a la par, debido a las dificultades técnicas que supondría combinar una orquesta acústica y un grupo de rock. Aun así, la secuencia de los dos estilos fue perfecta y la melodía hizo que la consecución de clásica y rock sonase como una única pieza.

El actor y barítono Marco Horvat encarnó al enamorado y melancólico Orfeo, como solista. Un grupo de cantantes españoles y un japonés se encargaron de los coros. Y la conocida Deda Cristina Colonna cuidó hasta el último detalle de la puesta en escena, para convertir la noche del estreno en un momento especial y mágico, tanto para el público como para todos los que trabajaron para que la obra saliera a la perfección.

Los escenarios no pudieron ser todo lo grandiosos que la escenógrafa y el director habrían querido, por falta de presupuesto, pero aun así «creo que no defraudan a nadie», explicó Massimiliano Toni.

La voz de Horvat y la música de «Senogul» y «Sax Antiqua» se fundieron a la perfección gracias a la maestría del director. La mezcla sonó muy bien.

«Este proyecto no se podría haber realizado sin la colaboración del Taller de Música de Gijón», aseguró Carlos González, director del festival.

La ópera se estrenó a nivel mundial en Gijón y en particular en este festival, por la importancia que toma la música antigua, así como por el apoyo incondicional que la organización de este certamen musical ha dado al proyecto desde sus inicios. «Este festival no es gratuito, sino que pretende situarnos en la piel del público que fue a ver en 1607 la innovadora obra de Monteverdi», puntualizó Carlos González.

«La ópera nos sitúa en la piel del público que fue a ver la innovación de Monteverdi en 1607», comentaba Carlos González