Gijón, Ignacio PELÁEZ

El barrio gijonés de Portuarios tuvo ayer invitada de postín al festejo del Carmen. A su patrona la honraron los vecinos y la más alta autoridad local, la Alcaldesa, que además estaba de santo. Carmen Moriyón dejó a otros compañeros en la misa de San Pedro, la que convocaba la Armada en Gijón en el día de su Virgen, y puso rumbo junto al edil de los barrios y parroquias, Manuel Arrita, a uno de los barrios más pequeños del concejo, elevado sobre El Musel y custodiando la gran ampliación.

«Me gusta estar con la gente de la mar», reconocía Moriyón al vecindario. Además, el día de su santo «me trae muchos y buenos recuerdos de toda mi vida, de mis celebraciones en un día tan especial desde que soy pequeña», contaba.

Fue en la Asociación de Vecinos de Portuarios donde se celebró ayer la misa en honor de la Virgen del Carmen, con la que se ponía el broche final a las fiestas del verano del barrio. La eucaristía fue oficiada por el párroco de la iglesia de Jove, José Manuel Álvarez, «El Peque», y a la misma asistieron alrededor de cincuenta personas, siendo la mayoría vecinos del barrio.

La líder del gobierno local reconoció el valor que tiene, hoy en día, la organización de fiestas parroquiales: «Es bonito que, en un momento de crisis como el que estamos viviendo, todos los vecinos colaboren, trabajen tantas horas con tanto esfuerzo e ilusión en realizar algo que les une y que sirve para disfrutar todos juntos; deberíamos tomar ejemplo de ellos», reconocía.

Gonzalo Rimada y Bernardo Couso, vecinos de Portuarios, estaban orgullosos de que, por quinto año consecutivo, se hubiera celebrado las fiestas «después de unos cuantos de parón; antes teníamos que salir de aquí si queríamos ambiente», explicó Rimada. «Gracias a la nueva directiva de la Asociación de Vecinos se han vuelto a hacer el Carmen y la gente está más animada; eso es muy bueno para el barrio», comentaba Couso. Para ambos la festividad de la Virgen de los Mares «alegra a cualquiera». Y más si se escucha, como no faltó en Portuarios la «Salve marinera».

El sacerdote José Manuel Álvarez tenía claro que «esta festividad ayudaba a reencontrarse» y no se olvidó de agradecer a quienes colaboraron en la tarea organizativa. Para el final dejó la felicitación a las «Cármenes», y en primera fila tenía a una bien notable.

Además de Portuarios, la parroquia de Caldones también cerró ayer sus fiestas en una jornada con los niños como protagonistas.