En casa del gaitero todos bailan, y en el colegio público Jovellanos, todos los niños apuntados al primer campus de verano folclórico acabaron con los brazos en alto y las piernas en movimiento.

La idea de la cita infantil veraniega la explicaba José Luis García, director de la Banda de Gaitas "Villa de Xixón": "Hemos decidido realizar este taller para dar a conocer los instrumentos tradicionales como la gaita, la flauta o los de percusión; además de las distintas melodías", más propias de los ritmos astures.

"Tradicionando", como se denominó al campamento escolar que ayer concluyó, es una propuesta en la que varios colectivos comprometidos con la divulgación de la música y el baile tradicional, ofrecieron clases, de forma gratuita, durante el mes de julio a todos aquellos interesados. Para participar en este taller solo había una condición: tener de 6 a 18 años. "Los niños que se apuntaron a 'Tradicionando' han venido todos los martes y jueves, tanto por la mañana como por la tarde. Nos llama la atención la acogida que ha tenido el curso. Siendo sinceros, esperábamos que se apuntase menos gente; de hecho, todavía hay personas que han llamado esta semana para apuntarse pero les hemos tenido que decir que no, ya que el curso está acabando", añadía ayer José Luis García.

Durante esta primera experiencia de verano los alumnos disfrutaron de talleres musicales, visitas guiadas, conciertos y hasta charlas. Un completo programa con el que "pretendemos acercar y dar a conocer la música tradicional asturiana de una forma amena y divertida; con juegos, con bailes? Entre otras actividades, realizamos una visita al Museo del Pueblo de Asturias para acudir al Museo de la Gaita. También han hecho fichas, cómics de la historia de este instrumento, han tocado la flauta, la gaita, les hemos enseñado cómo se deberían de coger los palillos a la hora de tocar el tambor... Además nos hemos centrado también en los bailes. Han aprendido bailes como la danza de Santa Ana, la danza prima, pasodobles, cachetíos, jotas...", comentó el director.

Que el taller ha sido un éxito no lo dicen sólo los organizadores, también los alumnos: "lo que más nos ha gustado ha sido tocar la gaita", comentaron algunos aprendices emocionados mientras afirmaban que querían repetir el verano que viene.

"Me apunté a este curso porque quería saber música. Me ha gustado aprender las notas de la gaita y bailar la danza prima. Lo que me parece más difícil es tocar el tambor, porque se hace de una forma distinta a como yo pensaba. Creía que los palillos se cogían de una forma más sencilla", explicaba Inés Rodríguez, una de las participantes. Sara Díaz Fanjul, otra de las alumnas, confesaba que se apuntó para pasar el tiempo, pero que le ha gustado mucho, que ha aprendido y "no quiere que se acabe. Ya conocía a gente del campamento cuando me apunté, pero gracias a este curso he podido hacer amigos nuevos", comentó la gijonesa, y añadió, coincidiendo con el resto de sus compañeros, que lo que más le había gustado fue poder soplar con la gaita. "El día que mejor me lo he pasado fue cuando pudimos tocar la gaita. También me divertí mucho bailando. Mi baile preferido es el de la danza de Santa Ana".

Otro de los participantes, Pablo Esinel, reconocía que no sabía muy bien en qué emplear su tiempo libre en el verano cuando decidió apuntarse al campamento folclórico. "No quería estar en casa aburrido y además venían todos mis amigos y si no, no iba a saber qué hacer durante el verano. Me gustó mucho cuando pudimos tocar la gaita, me di cuenta de que cuesta bastante trabajo soplar y apretar el fuelle. De los bailes, el que más me ha gustado es la danza prima", comentó el gijonés.

Si coincidencia había con el gusto por tocar la gaita, coincidencia hubo en el baile de mayor dificultad. Ese mérito se lo llevó la jota. "Me parece un baile complicado porque cuando cambiábamos de paso y acelerábamos el ritmo, me perdía. Me hubiera gustado tocar más la gaita y hacer alguna manualidad. Pero me lo he pasado muy bien y he aprendido ha soplar, que ha sido lo que más me ha gustado. La gaita me llama la atención como instrumento, y aunque el día que la tocamos me divertí mucho, me parece muy complicado. Me hizo mucha gracia porque veía al resto de mis compañeros poniéndose rojos cuando soplaban por la boquilla. El baile que más me ha gustado es la danza de Santa Ana porque nos enroscamos y a mí me toco ser la primera, y tuve que dirigir a toda la fila", añadió Natalia González.

"Este año hemos probado un formato diferente y ha funcionado muy bien porque se han apuntado unos 60 niños y se lo han pasado de miedo; bailando, cantando y viéndonos tocar los instrumentos. Pero sobre todo pudiendo tocarlos ellos mismos", indicó Alba Costales, una de las profesoras y miembro de la Escuela de Música Tradicional.