Los casi 200 niños y niñas que se dieron cita ayer en la pista deportiva del colegio Evaristo Valle pudieron disfrutar de la fiesta de la espuma en el denominado "día de los guajes" con el que se levanta el telón de una nueva edición de las fiestas del barrio del Polígono. El nombre de la jornada de ayer no era casual porque el día estaba enfocado a los más pequeños, que desde primera hora de la tarde se agolpaban en la pista del centro educativo para disfrutar de una de las primeras fechas de un verano que para ellos comenzó la semana pasada con el fin de las clases.

Tras las primeras horas de juegos, a las 18:30 comenzó a disparar el cañón de espuma para delirio de los más pequeños del barrio, que aguardaban ese momento con ansia, bajo la atenta mirada de padres, profesores y vecinos del barrio. Los pequeños se abalanzaron sobre la piscina de espuma que se estaba formando casi antes de que los organizadores de la fiesta -el Grupo Trapecio- diesen la orden de salida. En la siguiente hora y media una explosión de júbilo se apoderó de la cancha. Al poco de comenzar a escupir jabón, se escuchó por los altavoces: "Dejad hueco con el cañón para que se forme más espuma". Era uno de los organizadores, en uno de los muchos intentos inútiles por frenar la emoción desmedida de los menores. Pero ya era tarde, y en la casi hora y media que el cañón estuvo activo nadie pudo contener semejante avalancha.

Alguno optó por tomárselo como un baño; otros por lanzar espuma al de al lado mientras evitaban ser ellos mismos enjabonados. Todos se lo pasaron en grande, vistieran camisetas del Madrid o del Barça. En cuestión de indumentaria, hubo precabidos que, viéndose empapados, llevaron ropa para cambiarse. A algunos les entró espuma en los ojos y tuvieron que acudir a algún familiar en busca de alivio. Pero fue una jornada para darse jabón, de lo más limpia.